No se debe limitar a los asmáticos la posibilidad de correr, aunque sí se deben seguir una serie de precauciones antes de salir a hacer ejercicio
El asma es una de las principales causas de la tos crónica. (Corbis) |
¿Cuántas veces hemos oído eso de "no puedo correr porque soy asmático"? Hay padres y educadores que limitan a los niños la práctica de ejercicio físico porque sufren asma y adultos que creen que por padecerlo no pueden hacer ejercicio. Esta afirmación no solo no es cierta, sino que, además, la práctica de ejercicio aeróbico regular es beneficiosa para los asmáticos y les permite obtener mejores niveles de control con menos cantidad de medicación. Incluso los niños con asma que hacen ejercicio físico en la infancia y adolescencia alcanzan mayores niveles de capacidad pulmonar que los que no lo hacen.
Esta falsa creencia probablemente proceda de que el paciente asmático, en determinadas ocasiones, puede percibir un aumento de síntomas durante la realización del ejercicio, especialmente si es de alta intensidad, como el 'running'. Otra causa posible es que no esté bien controlado, tenga una crisis o padezca una variedad de asma que se llama 'asma inducida' o desencadenada por el ejercicio.
El asma es una enfermedad crónica caracterizada por un aumento de respuesta de los bronquios ante determinadas sustancias —alérgenos como los ácaros o los pólenes; determinados irritantes inhalados, incluyendo el tabaco— o situaciones como el aire frío o el ejercicio físico. El bronquio se inflama y se estrecha apareciendo dificultad respiratoria, tos, ruidos respiratorios, etc. Un asmático puede sufrir incremento de síntomas durante el ejercicio o después del mismo porque no tenga la enfermedad bien controlada. Este caso es el que llamamos 'asma desencadenada' por el ejercicio. En esta última situación, solo se presentan síntomas asociados al esfuerzo físico y muy habitualmente tras la realización del mismo.
No se debe limitar a los asmáticos la posibilidad de correr, aunque sí se deben seguir una serie de precauciones antes de salir a hacer 'running' para evitar el riesgo de tener síntomas asociados al ejercicio y poder beneficiarse de los aspectos positivos que tiene el deporte sobre su enfermedad y la salud en general. Las recomendaciones son las siguientes:
1.- Tener un buen control del asma. Es importante la valoración de un especialista que determine el nivel del control de su enfermedad, la intensidad de ejercicio que puede realizar y el tratamiento que precisa. Además, le debe instruir en los síntomas que orientan a un mal control, crisis y cómo manejarlos.
2.- No salir a correr si está mal controlado o está en mitad de una crisis.
3.- Siempre que salga a correr, lleve la medicación de rescate.
3.- Adquirir forma física de forma paulatina, aumentando la intensidad del esfuerzo de forma progresiva, de manera que se evite la aparición de síntomas.
4.- Es muy importante un buen calentamiento antes de iniciar el ejercicio. Ha demostrado que previene el asma desencadenada por el ejercicio.
5.- Evitar que el aire frío entre directamente en la vía aérea. Cubra la boca con una bufanda.
Una vez dicho esto, recuerde que no hay que dejarse aconsejar por personas no preparadas y recuerde que… ¡no hay excusas para hacer deporte!
[Artículo escrito por la doctora Lorena Comeche, jefa asociada del servicio de Neumología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid]
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