"Si no puedo correr en Londres, lo haré en Valencia", reconoció el keniano, después de las cancelaciones de Nueva York, Berlín o Chicago
Aún hoy se mantiene la esperanza: los dos mejores maratonianos de la historia, Eliud Kipchoge y Kenenisa Bekele, todavía pueden enfrentarse este año. Antes de la tristeza del coronavirus, ambos iban a correr en abril en Londres y quizá en agosto en los Juegos Olímpicos de Tokio, el récord del mundo estaba en el aire, el ser humano podía romper la barrera de las dos horas -de verdad, sin experimentos-, pero ahora las expectativas son distintas. Desde que a mediados de febrero todo se torciera con la anulación de la prueba popular del maratón de Tokio, una cascada de suspensiones y cancelaciones han dejado el calendario temblando y el posible Kipchoge-Bekele como un sueño. Un sueño que, eso sí, podría tener un escenario español.
Sin Juegos Olímpicos y sin maratones de Boston, Nueva York, Berlín o Chicago, la actividad se concentrará en unos pocos fines de semana de otoño y, a expensas de lo que pueda ocurrir con el maratón de Londres, hay una ilusionante opción sobre la mesa: que las dos leyendas busquen rebajar el récord mundial en Valencia el próximo 6 de diciembre.
Hace sólo un año esa posibilidad era impensable. Con la financiación de la Fundación Trinidad Alfonso que dirige Juan Roig, máximo accionista de Mercadona, el maratón de Valencia se había convertido en el más importante de España y había entrado con fuerza en la segunda división mundial, pero por dinero, atractivo y tradición aún tenía casi imposible competir con los llamados majors -Boston, Londres, Berlín, Chicago, Nueva York y Tokio- a la hora de atraer atletas. Pero la pandemia lo ha cambiado todo. Sin otras pruebas en el calendario, Kipchoge y Bekele planean correr en el maratón de Londres, reubicado el 4 de octubre, pero si este se cancela, Valencia será el lugar escogido.
«Me gustaría correr en Londres, pero, si no se puede, me gustaría hacerlo en Valencia. Es verdad que nuestra rivalidad es la que los aficionados quieren ver, en especial desde que él se quedó a dos segundos de mi récord del mundo», confirmaba el propio Kipchoge en Marca con unas palabras que dispararon la ilusión. Hasta tres factores hacen que tanto el keniano como el etíope puedan estar en la salida junto a la Ciudad de las Ciencias y las Artes: el recorrido llanísimo (el etíope Alayew corrió el año pasado en 2h03.51), la buena fama de la organización y, en última instancia, el maratoniano español Marc Roig, que es el coordinador deportivo de la prueba y mantiene una estrecha relación con ambos. De hecho, ahora mismo trabaja como fisioterapeuta de Kipchoge en su centro de Kaptagat y años atrás lo hizo con Bekele.
«No voy a negar o confirmar y entiendo que se especule. Nuestro objetivo siempre es que corran los mejores, pero en estas condiciones aún es pronto para confirmar o desmentir. Pueden pasar muchas cosas, cosas que tampoco dependen de nosotros. También debemos ser conscientes de nuestros límites y mantener nuestro camino», reconoce el propio Roig, que no quiere valorar otras opciones, como que Kilian Jornet debute sobre asfalto este año en Valencia o que el cartel de corredores sea exagerado, extenso.
El maratón español tendrá dos factores a favor, que otorgará plaza directa para los Juegos de Tokio a sus 10 primeros clasificados y que será el primer maratón que permita hacer mínima olímpica, y por eso Roig ha recibido incontables peticiones de sus colegas. En su contra, eso sí, está que cualquier contrato está sujeto a la evolución de la pandemia. Porque igual que el maratón de Londres puede ser anulado si las condiciones empeoran en Reino Unido, lo mismo puede ocurrir en España de aquí a diciembre. En todo caso, desde la organización de la prueba, empezando por el propio director, Paco Borao, se mantiene que, mientras las autoridades sanitarias permitan las carreras populares, el maratón se correrá, aunque haya que conformarse sólo con la competición de la élite. Los dos mejores de la historia, Kipchoge y Bekele, todavía pueden medirse este año y pueden hacerlo, sí, sí, en España.
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