Cuando oímos la palabra filosofía la asociamos automáticamente a algo serio, aburrido, soso e incluso innecesario. Si no es durante los estudios, difícilmente leemos o aprendemos sobre el tema, y resulta complicado saber cuál es el interés de la filosofía, para qué sirve y cuál es la función exacta de la gente que se dedica a ello.
Los filósofos, como bien dice la propia palabra filosofía – en Griego, philo significa amor o devoción, y sophia, sabiduría – son personas con devoción por la sabiduría. Y teniendo en cuenta que una persona sabia busca la realización personal, los filósofos van en busca de la respuesta a cómo las personas pueden lograr una realización tanto individual como colectiva.
Durante siglos, los filósofos han sido considerados expertos en una gran variedad de temas, cuestiones sobre las que generalmente, el resto no somos demasiado sabios.
En primer lugar, los filósofos no temen a las grandes preguntas transcendentales. Las personas, por norma, nos mostramos reacias a tratar según qué temas en sociedad. Preguntarnos acerca del significado de la vida, del trabajo o de la sociedad en general, son cuestiones que únicamente algunos se plantean y discuten, y normalmente, son temas que solemos tratar en determinados momentos, como puede ser la adolescencia.
En cambio, los que se dedican a la filosofía creen que estos temas pueden ser desglosados en preguntas más pequeñas, de menos envergadura y que estudiando éstas se puede llegar a una respuesta para cuestiones transcendentales.
En segundo lugar, la filosofía nos quiere hacer pensar por nosotros mismos, hacernos más independientes. Solemos caer en la tentación de considerar sentido común todo aquello que se nos da por hecho, aquello que la gente cree y nos quiere hacer creer, aunque a veces eso pueda ser una auténtica locura. La filosofía nos ayuda a preguntarnos si realmente todo lo que se da por sentado es verdad, ayudándonos así a buscar la lógica de las cosas y a deshacernos de nuestros propios prejuicios.
Además, los filósofos buscan el autoconocimiento. Poca gente se conoce realmente al cien por cien, y toma decisiones sin saber por qué lo hace. Pero para poder argumentar nuestras decisiones, es muy importante analizar nuestras mentes y conocer quiénes somos de verdad.
Siguiendo en la misma línea, la filosofía busca el verdadero sentido de la felicidad. Acostumbramos a empeñarnos en perseguir la felicidad durante toda nuestra vida, pero nos olvidamos de disfrutar del camino y acabamos olvidando las cosas que verdaderamente nos ayudan a vivir bien y avanzar felizmente. En este caso, los filósofos estudian cuales son los motivos y acciones que realmente nos hacen felices y por qué lo hacen, intentando analizar las claves que nos permitan llegar a nuestra meta: la felicidad.
Otro aspecto muy interesante es el estudio de las emociones. Las personas somos inevitablemente emocionales y nos guiamos muchas veces por lo que sentimos, lo cual en alguna ocasión hace que nos olvidemos de razonar. Hay que tener en cuenta que los filósofos fueron los primeros terapeutas, y nos enseñan cómo pensar sobre nuestras emociones, más que simplemente tenerlas.
Además, y por último, la filosofía ayuda a mantener la perspectiva. A lo largo de nuestra vida, solemos perder en muchas ocasiones el sentido de lo que importa y lo que no, o de los que es bueno y lo que no lo es, y en este caso la filosofía nos puede ayudar.
La calma, la vista a largo plazo y la mentalidad fuerte de la filosofía ayuda a mantener una perspectiva que nos ayude a guiarnos en nuestras decisiones y en nuestro día a día.
Al fin y al cabo, todos nosotros buscamos tener una vida plena y feliz, tomando las decisiones correctas en el momento y el lugar adecuado. Pero a veces nuestra impulsividad y nuestra influencia de la sociedad capitalista nos nubla la vista y perdemos el camino. La forma de hallar el camino correcto a una vida plena es lo que durante años han estudiado los filósofos, y muchas de las conclusiones a las que han llegado pueden sernos muy útiles para conocernos a nosotros mismos y a partir de ahí, emprender el camino hacia la realización, tanto individual como colectiva.
Esther Oliver Alejos
Redacción
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