Las lluvias amenazan al pueblo de Yemen que presume de ser la cuna de los primeros rascacielos del planeta, construidos de barro hace cinco siglos, mucho antes de que el cemento y el acero pusieran en pie a sus primos lejanos en la geografía urbana de EEUU y Europa
Encajados entre dos montañas, a unos cientos de metros sobre el valle que forma Wadi Hadramut, se alzan los rascacielos más antiguos del mundo. Sus esqueletos, bajo fachadas blancas y pardas, despuntan por el cielo desde hace cinco siglos sin un gramo del cemento o el acero que mantienen en pie a sus primos lejanos, alumbrados mucho tiempo después en la geografía urbana de Estados Unidos y Europa.
Shibam, el apodado 'Manhattan del desierto', resiste en los márgenes, entre los áridos pliegues del sureste de Yemen, un país arrasado por un lustro de guerra civil y un incierto porvenir. "Es la ciudad en la que se construyeron los primeros rascacielos del planeta, hechos de barro. Es un pueblo único que está completamente aislado del resto de ciudades de Yemen", relata a ELMUNDO.es Awad Afif, un vecino de la urbe que preside la asociación local de artesanos. Las lluvias torrenciales de las últimas semanas han hecho estragos en el callejero de Shibam, una ciudad amurallada edificada en el siglo XVI e incluida desde 1982 en el listado de patrimonio mundial de la Unesco con los honores de ser la primera urbe del mundo en emplear la construcción vertical.
"Hay muchos edificios afectados", reconoce a este diario Hasan Eidid, director de la sucursal local de la organización general para la preservación de las ciudades históricas de Yemen. "Los daños en los inmuebles se han ido acumulando en los últimos años por la falta de restauración y mantenimiento y el porcentaje de desperfectos aumentará si, como se prevé, continúan las lluvias torrenciales porque es la temporada anual y los fenómenos meteorológicos se están haciendo cada vez más extremos", detalla el experto.
Los fuertes aguaceros y las inundaciones se han cebado, además, con la capital yemení, Saná, y su ciudad vieja, un hipnótico lugar construido en el siglo XI y protegido por la Unesco. Más de 130 personas han muerto en el país desde mediados de julio por las inclemencias climáticas. La remota ubicación de Shibam complica aún más las tareas de rehabilitación que ya se han iniciado en Saná.
"Hemos detectado daños en las fachadas de algunos edificios por la fuerza y la abundancia de las lluvias, especialmente en las casas situadas en el lado sur de la ciudad y la vía principal que lleva hasta la plaza de la mezquita", enumera Eidid. "En algunos casos, el agua se ha filtrado hasta el interior de los bloques y se han producido daños en los cimientos, en algunas partes de la muralla y en las infraestructuras aledañas como pavimentos, alcantarillado e instalaciones eléctricas", admite el guardián de un patrimonio repartido por medio millar de característicos edificios. Fabricados de ladrillos de barro secados al sol, los iconos de Shibam -casas torre con entre cinco y 11 plantas- están ubicados en una parada de la ruta de caravanas que comerciaban con especias e incienso y cruzaban el sur de la península Arábiga. Asoman sobre un montículo rocoso, hacinados sobre una cuadrícula rectangular de calles y plazas fortificadas, diseñados como bastiones familiares y emblemas de prestigio social y poderío económico y político. "El carácter defensivo de Shibam con su denso conglomerado de múltiples pisos sin apenas aberturas en el suelo es un testimonio excepcional de la fuerte competencia que existió entre las familias rivales de la zona", recalcan desde la Unesco.
A finales del siglo XIX, los mercaderes que procedían de Asia restauraron su arquitectura junto a la mezquita del siglo X y su castillo del XIII pero los conflictos, el abandono de la agricultura y la falta de reformas en su sistema de drenaje han ido alimentando su decadencia, acrecentada por el nacimiento de otros núcleos modernos extramuros de Shibam y la expansión del uso del cemento en las poblaciones cercanas al oasis.
Unas 7.000 personas habitan hoy su laberinto atestado de humildes rascacielos. "Los residentes de Shibam tienen, en su mayoría, ingresos muy limitados", advierte Eidid. Las lluvias han expulsado ahora a algunas de las familias, obligadas por las heridas que han aparecido en los armazones de sus casas a buscar cobijo bajo el techo de parientes y vecinos. Hasta la fecha, las riadas más catastróficas ocurrieron en 2008 durante un destructivo ciclón tropical.
UNA SUPERVIVENCIA AMENAZADA
El viento, la lluvia o la erosión no son los únicos elementos que amenazan la supervivencia del primer vestigio de rascacielos. "Gran parte de la población dependía del turismo, que se detuvo en seco con la guerra hace cinco años. Ha sido un gran golpe para las familias de la ciudad", admite Afif. "Más de treinta empresas dedicadas a la venta de plata, productos textiles y recuerdos han tenido que echar el cierre", agrega. La contienda, convertida en una lucha entre saudíes e iraníes por la hegemonía regional, ha vaciado Shibam de las organizaciones internacionales y los técnicos extranjeros que durante años auscultaron y curaron de sus gigantes.
En 2009 un ataque de Al Qaeda también cimbreó su frágil estructura, sometida desde 2015 al plomo que ha arrojado la coalición árabe liderada por Arabia Saudí. Desde hace un lustro, a raíz de los bombardeos y las escaramuzas en sus alrededores, su arquitectura -única incluso en los confines de la provincia- figura entre los sitios del patrimonio mundial en peligro. "Necesitamos una intervención inmediata de las autoridades locales y de organizaciones como la Unesco para preservarlo. Durante las lluvias torrenciales, pasamos días enteros aislados y encerrados en las casas", suplica Afif.
Un comité trata aún de evaluar los daños en un país reducido a un reino de taifas y señores de la guerra que padece la mayor crisis humanitaria del planeta, con el coronavirus uniéndose ahora a los estragos que han causado el cólera, la difteria o la hambruna. "Precisamos que se ejecute el proyecto de restauración financiado por la Unión Europea, con una intervención de urgencia", exige Eidid. "Durante el último año y medio hemos estado en conversaciones para salvar el patrimonio de Shibam. Ahora solo pedimos que se acelere la ayuda", concluye.
No hay comentarios:
Publicar un comentario