Según los datos del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, la prevalencia del consumo de drogas ilícitas se ha mantenido relativamente estable hasta el año 2017. A partir de ahí parece que la tendencia es a un aumento de su consumo.
Las drogas más populares son el cannabis y la cocaína, con una prevalencia del 18,3 y 2,8%, respectivamente, entre las personas de 15 a 35 años. Su consumo sigue siendo bastante más común en hombres que en mujeres.
La muerte súbita cardíaca es un desenlace fatal, que en población joven guarda una relación importante con el consumo de tóxicos. Estas sustancias actúan a menudo como desencadenantes de arritmias o bien infartos. Según estimaciones estarían presentes casi en la mitad de las muertes de esta causa.
El consumo de tóxicos no parece disminuir en España ni en otros países desarrollados. En población de menos de 35 años ocupa un papel destacado en la aparición de muerte súbita cardíaca. Por ello, medidas encaminadas a la concienciación son muy importantes para dar a conocer sus riesgos y evitar muertes prematuras.
Efectos cardiovasculares de las distintas drogas de abuso
El cannabis posee varios efectos cardiovasculares, entre ellos puede hacer que nuestros vasos sanguíneos reduzcan bruscamente su calibre. Esto se conoce como vasoespasmo y puede producir anginas o infartos. A nivel del sistema nervioso autónomo favorece la aparición de arritmias usualmente benignas. No obstante, la relación directa con muerte súbita parece menor que con la cocaína y otros estimulantes.
La cocaína actúa a múltiples niveles en el ámbito cardiovascular. En el corazón favorece la excitabilidad de las células cardíacas, haciéndolas más proclives a arritmias malignas, que pueden conducir a una parada cardíaca. A nivel vascular, provoca aumento de la presión arterial y también fenómenos de vasoespasmo coronario. En la sangre aumenta la coagulabilidad y la agregación de las plaquetas, propiciando las trombosis.
El éxtasis, MDMA y otras anfetaminas actúan de forma similar a la cocaína, aumentando la frecuencia cardíaca, la tensión arterial, favoreciendo aparición de arritmias, fenómenos de vasoespasmo coronario y también trombosis.
Los alucinógenos como LSD o la psilocibina tienen menores efectos que la cocaína y las anfetaminas a nivel del sistema nervioso autónomo. No obstante están descritos también arritmias e infartos con su consumo, aunque las complicaciones cardiovasculares son menos frecuentes.
La heroína y otros opiáceos tienen un papel inhibidor, provocando más bradicardia e hipotensión arterial. En intoxicaciones graves, la depresión respiratoria unida a lo anterior puede llevar a una parada cardíaca.
¿Qué es la muerte súbita cardíaca?
Cuando una persona aparentemente sana sufre una parada cardíaca en la primera hora tras el inicio de los síntomas lo llamamos muerte súbita cardíaca. Generalmente, este cese de los latidos cardíacos va precedido de ritmos cardíacos anormales, como taquicardia o fibrilación ventricular. Se conocen por ello como arritmias malignas.
La aparición de estas arritmias malignas se vincula sobre todo al cese brusco de aporte sanguíneo al miocardio, como sucede en un infarto agudo de miocardio. Por debajo de los 35 años las causas fundamentales suelen ser la presencia de enfermedades previas de la estructura del corazón que se llaman miocardiopatías, o de la transmisión de los impulsos eléctricos, canalopatías.
Pero también es posible que los tóxicos actúen como detonantes de infartos porque hacen que las coronarias se estrechen bruscamente, por vasoespasmos coronarios, o porque propician la aparición de trombosis que las obstruyen. Y también, sin que haya infartos, estas drogas pueden alterar las propiedades eléctricas de las células cardíacas, desencadenando arritmias malignas.
Es decir, que una persona joven y sana sin miocardiopatías ni canalopatías también puede sufrir arritmias malignas. Y además, como hemos dicho, a parte de estos trastornos eléctricos puede haber infartos precipitados por el consumo de drogas, que además de la muerte súbita, nos dejen otro tipo de secuelas.
Un cóctel peligroso
Estos efectos de los tóxicos parecen potenciarse cuando se combinan entre ellos y especialmente si los mezclamos con bebidas alcohólicas. Un cóctel peligroso es el que integra el consumo de cannabis, alcohol, bebidas energéticas y otros psicoestimulantes.
En estos casos, el riesgo de arritmias y otros eventos adversos puede llegar a multiplicarse por 4-5 veces. Particularmente con la cocaína el consumo conjunto produce una sustancia, el cocaetileno. La inhibición por cocaetileno de los canales iónicos cardíacos es la principal causa del aumento de la incidencia de arritmias asociadas.
A la llegada a los servicios de urgencias se recomienda hacer una prueba de tóxicos en orina. Especialmente cuando ocurre una muerte súbita en un paciente joven, al ser más frecuente que se deba al consumo de drogas. El encontrar varias sustancias es frecuente por lo que echar la culpa a una determinada sustancia suele ser difícil cuando hacemos investigación.
Conclusiones
El cannabis y la cocaína son las drogas más frecuentemente consumidas entre los jóvenes. Todas las drogas tienen el potencial de provocar eventos cardiovasculares adversos, si bien la cocaína parece asociarse a un mayor riesgo y es de la que tenemos más datos.
La relación entre consumo de drogas y eventos cardiovasculares adversos es compleja de estudiar porque a menudo se toman drogas en combinación. La muerte súbita cardíaca es la consecuencia más peligrosa y se relaciona de forma importante con el consumo de drogas en menores de 35 años.
Hay que tener en cuenta esta causa, promover el ejercicio físico y la dieta sana entre los jóvenes y alertarles de los riesgos del cosumo de tóxicos, incluso aunque no tengan ningún problema cardíaco.
*Cardiólogo clínico en el Hospital Don Benito-Villanueva (Badajoz).
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