viernes, 9 de octubre de 2020

La desilusión de Miguel Cabrera

 



HUMBERTO ACOSTA

La de Miguel Cabrera en 2020 pudo ser una mejor temporada. Al menos, dentro de las expectativas creadas alrededor de la posibilidad, de que el toletero venezolano prosiguiera escalando posiciones en departamentos vitalicios. Especialmente, en el de los jonrones, los imparables y las carreras empujadas. Quién no vio la posibilidad de ver que se acercaba a sus 500 jonrones en las grandes ligas. Sin embargo, desde el principio todo fue solo un espejismo.

El principal responsable fue el Covid-19, que no solo le complicó las cosas a Cabrera. Se las complicó al mundo entero. Pero de nuevo en las mayores, el asunto fue más allá. El calendario de la temporada regular se redujo de 162 a 60 juegos, lo que en extensión bajó el chance de ir a batear.

La ley de los promedios se hallaba en su contra antes del primer encuentro de los Tigres de Detroit, mientras que en este instante hay un dilema insoslayable, nadie puede asegurar que la experiencia no va a repetirse en 2021.

Cabrera cerró con 487 cuadrangulares luego de despachar 10 en 57 encuentros y 204 turnos al bate. No somos amigos de especular alrededor “de lo que pudo haber sido sí”, pero en condiciones normales y siendo conservadores, tal vez concluye más cerca del medio millar de vuelacercas, y para 2021 la meta estaría a la vuelta de la esquina. Lo mismo pudiera decirse de los imparables y la ilusión de verlo dentro del grupo de bateadores con al menos tres mil incogibles. Terminó con 2854.

Su obstáculo principal es el tiempo. No solo el expresado en campañas, encuentros y visitas al plato. Si no el apreciado en su organismo. Cuando arranque la temporada entrante tendrá 38 años, una edad en la que los peloteros de las mayores, por lo general están en la recta final de su trayectoria. Ni hablar de las molestias físicas y las lesiones. De hecho, ya Cabrera probablemente hubiese llegado a las ansiadas metas, pero solo pudo aparecer en 174 juegos entre 2018 y 2019.

Aún así, su lugar en el Salón de la Fama, luce ya garantizado. Y lo está al ver sus estadísticas desde el promedio. Un valor, tanto o más representativo del talento y de una actuación notable, que los números absolutos. Batea para .313 por campaña de 32 jonrones y 114 empujadas. Y hablamos de alguien que tiene 18 años de servicio en las mayores. No es poca cosa.

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