“Por eso yo corro cada paso con propósito”. 1 Corintios 9:26a (NTV)
Los propósitos de Dios para tu vida no son sólo para aquí y ahora; son para siempre. Si tú piensas que esta vida es todo lo que existe, entonces establecerás metas, como si esta vida es todo lo que hay.
Por otro lado, si te das cuenta, un día vas a estar delante de Dios —y Él te va a preguntar, “¿Qué hiciste mientras estabas en la tierra? ¿Aprendiste lo que tenías que aprender? ¿Confiaste en mi hijo?”— entonces eso definirá como ves tus metas.
¿Te ayudan tus metas a conocer a Dios, a crecer en Dios, a servir a Dios, a compartir de Dios, a amar a Dios y a hablarles a los demás de Dios?
Lo que te estoy preguntando es, por ejemplo, ¿Cómo oras? Cuando tú oras, ¿Oras para que Dios te ayude con tu propio propósito o en cambio oras para alinearte con el propósito de Dios? Si dices, “Dios, sólo quiero hacer lo que tú me pusiste en la tierra para hacer”, te garantizo, Dios va a bendecir todo lo que toques, porque Él está buscando personas que pueda utilizar para cumplir Sus propósitos.
Las metas de Dios tienen la eternidad en mente. Pablo da un ejemplo de esto cuando dice: “Por eso yo corro cada paso con propósito” 1 Corintios 9:26 a (NTV). ¡Pablo tenía un propósito! Él se negó a distraerse.
La Biblia compara a menudo la vida con una carrera, así que quiero que pienses en esto: En una carrera, la meta final está predeterminada, y avanzas un paso a la vez.
Lo mismo pasa con las metas. Trabajas en ellas un paso a la vez y trabajas con propósito en cada paso.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Cuál es tu meta? ¿Cómo esa meta refleja una perspectiva eterna?
- ¿Te ayudan tus metas a conocer a Dios, a crecer en Dios, a servir a Dios,
a compartir de Dios, a amar a Dios y a hablar a los demás de Dios? - ¿Qué paso puedes tomar hoy para acercarte a tu meta?
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