Después de un año de investigación de la Policía Local y la Fiscalía, Roma denuncia a Lorenzo Perris, Geco, un famoso grafitero, y se crea un debate sobre el arte callejero
En Roma se ha «capturado» a Geco. La noticia de la identificación y denuncia del grafitero más buscado de Europa la dio a bombo y platillo la alcaldesa de la capital italiana, Virginia Raggi, del Movimiento 5 Estrellas. Raggi estaba exultante y, por el tono empleado para felicitar a los vigilantes del NAD (Núcleo Ambiente y Decoro, la Policía Local especializada en la tutela del patrimonio ambiental y decoro urbano), algunos pudieron pensar que se había detenido a un peligroso delincuente. Pero Geco no es ningún bandido, sino un joven de 28 años, que creció en el barrio estudiantil y bohemio de San Lorenzo de Roma, acusado de haber manchado con su apodo los muros de varias ciudades, empleando la técnica que en la jerga del arte urbano se denomina «bombing».
La alcaldesa Raggi escribió un post en Facebook para alabar la victoria de sus policías del NAD, destacando que habían logrado dar la caza a alguien que «se había considerado como imposible de atrapar»: «Ahora se ha identificado y denunciado a Geco. Ha manchado cientos de muros y edificios en Roma y otras ciudades europeas, que deben limpiarse con dinero de los ciudadanos. Una historia que ya no es tolerable», dijo la regidora. Un año duró la investigación para dar con el paradero del campeón europeo de los grafitis «bombing». La Policía Local, utilizando imágenes de cámaras de videovigilancia esparcidas por la ciudad, rastreó Roma de noche en busca de un personaje con rostro invisible, un fantasma.
No es Banksy
Además, con la coordinación de la fiscalía de Roma, reconstruyeron sus posibles movimientos en media Europa, teniendo en cuenta las quejas recibidas de asociaciones y ayuntamientos europeos. La Policía de Lisboa, que colaboró con el NAD, estimó en 500.000 euros la limpieza de las obras que había hecho el grafitero en la capital portuguesa. Los policías del NAD y la fiscalía de Roma realizaron una minuciosa investigación. Averiguaron que Geco elegía las ciudades europeas que tenían aeropuertos con vuelos de bajo coste. «Su modus operandi era sistemático y obsesivo, con acciones rápidas, a bajo costo y haciendo uso de una red de colaboradores», según fuentes del NAD. Durante años, el grafitero marcó con su apodo, Geco, escrito en letras mayúsculas, estaciones de metro y puentes romanos, escuelas y edificios abandonados, parques y galerías. Se han colocado pegatinas con su nombre en innumerables letreros de calles, postes de luz y quioscos de periódicos.
Claramente, Geco no es tan conocido como el británico Banksy, el artista urbano más famoso del mundo, cuya identidad real sigue siendo un secreto. Su estilo es completamente diferente. Banksy crea obras de denuncia social en muros en diferentes partes del mundo, mientras Geco repite sobre todo su firma en lugares aparentemente inalcanzables e inaccesibles con algunas variaciones, incluida la más famosa, una frase escrita en Roma en via Magna Grecia en la parte más alta de un edificio: «Geco te pone las alas».
Geco se hizo famoso en Italia, aunque su identidad, como en el caso de Banksy, no era conocida. Ahora se ha hecho pública, así como detalles de la denuncia: Lorenzo Perris, alias Geco, ha sido acusado de daños repetidos, en monumentos protegidos como la torre de la estación Termini y las Murallas Aurelianas; en su casa fueron incautados 6 teléfonos móviles, 2 ordenadores, más de 13.000 euros, diversos coches y algunas de sus herramientas para realizar el «bombing»: cuerdas y material de escalada, latas, extintores «modificados» llenos de pintura y transformados en una especie de spray de formato gigante.
Polémica y debate
La identificación del grafitero Geco ha levantado de inmediato una gran polémica en Roma. La gran alegría y satisfacción mostrada por la alcaldesa Raggi ha sido objeto de todo tipo de comentarios. La mayoría de los romanos están de acuerdo en que la capital italiana necesita una gran limpieza, incluidos los grafitis, pero la queja prácticamente unánime es que el Ayuntamiento de Roma tiene problemas mucho más graves de los que ocuparse, con barrios con graves carencias, tráfico endiablado, baches permanentes y basuras en sus calles. Mientras la regidora Raggi se mostraba exultante, algunos organizaron un «bombing», un bombardeo para atacar la dirección del correo electrónico de la primera ciudadana de la capital con este texto: «El arte no se arresta, la incompetencia sí, Raggi dimisión, Geco libre». Algunos romanos están de acuerdo con la alcaldesa, otros, como ha hecho el periódico digital «Fanpage», la critican duramente: «Decidle a Raggi que Geco es un grafitero y no Pablo Escobar. Ella es fan de Banksy, pero ha tratado a Geco como un delincuente».
En cualquier caso, la identificación de Geco ha servido para convertir en actualidad el antiguo debate entre «el vandalismo y el arte callejero», según destaca el diario «La Repubblica»: «Es difícil justificar el arte ante la repetición narcisista de un nombre, difícil excluirlo observando la vertiginosa altura de algunas de sus obras. Por tanto, es legítimo preguntarse si el arte callejero no reside solo en la técnica pictórica, sino también en el lugar elegido para dejar la firma. El grafiti y el street art –concluye "La Repubblica"– tienen un origen común: la dicotomía la crea el público, también de acuerdo con su bagaje cultural, su capacidad de "leer" los diferentes idiomas».
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