El VW Taos se produce en el país. Por la carga adicional del impuesto al "lujo" su precio local es más elevado que en el mercado brasileño, el principal destino de exportación. Cuando la empresa decidió invertir u$s650 millones, en 2017, un modelo de este tipo no tributaba. Hoy, sí
La elevada presión fiscal en el país puede comprobarse en miles de ejemplos. En el sector automotor, un caso emblemático puede ser el del Volkswagen Taos, recientemente lanzado en el mercado.
Se trata de un vehículo de producción nacional que carga con la paradoja de tener un precio más alto en las concesionarias argentinas que en los destinos a los que se exporta. El motivo: los impuestos.
La versión de entrada de gama, Comfortline, se comercializa localmente a $3.955.000, unos u$s39.500 al cambio oficial. En Brasil, el mismo modelo cuesta u$s30.900.
El SUV Taos Highline salió a la venta a $4.778.800, el equivalente a u$s47.800. En el país vecino se vende en u$s36.500.
Este hecho curioso se explica porque el modelo debe pagar, internamente, el Impuesto Interno, una carga fiscal que no se aplica cuando se exporta.
Por superar los $2.900.000 de precio al público – valor de la base imponible a partir de la cual se tributa -, está castigado por la primera escala de este tributo adicional que se impone a bienes considerado de “lujo”.
De esta manera, debe pagar una alícuota fiscal de 20%. Por la forma de calcular este gravamen, su precio sufre un incremento de aproximadamente 25%.
Es decir que la versión más accesible de este modelo, si no pagara el impuesto “al lujo”, tendría un valor al público de alrededor de $3.100.000, más en línea con precio en Brasil. Esto significa que sólo por este recargo, los compradores deben pagar cerca de $900.000 de más.
Hay que recordar que, sobre el hipotético precio de $3.100.000 que debería valer, cerca de la mitad son impuestos, según los cálculos de un estudio elevadora por la asociación que agrupa a las terminales (ADEFA), sobre la presión impositiva en el sector.
En el caso de la versión Highline, que cuesta $4.778.800, su precio rondaría los $3.700.000, si no tributara Internos.
Hace cuatro años, a fines del 2017, la automotriz anunció una inversión de u$s650 millones para fabricar este modelos.
La aprobación de ese desembolso implicó una larga negociación con la casa matriz en Wolfburgo, Alemania, ante las complicaciones que presentaba el proyecto para que cerrara económicamente, en una Argentina con costos elevados y baja competitividad.
Pese a todo, se otorgó el aval y la producción en serie está en marcha. Cuando se planeó esta inversión, la idea era destinar 30% de ese volumen al mercado interno y 70% a la exportación. Estos números surgían del estudio de mercado realizado con las condiciones de ese momento.
En aquel momento, el régimen de Impuestos Internos era distinto al actual. El cambio se produjo con la llegada del gobierno de Alberto Fernández.
Con las reglas de juego que regían hace cuatro años, este vehículo -´por el precio que tiene para el posicionamiento en el mercado – no iba a estar alcanzado con esta carga fiscal, ya que hasta fines del 2019, la base imponible eximía a un modelo de este segmento.
La actual gestión, en enero del 2020, decidió cambiar las condiciones para que Internos impactara en modelos de menor precio y, por este motivo, el Taos termina pagando.
Por un lado, el objetivo lógico era el recaudatorio pero, también, se buscó frenar el ingreso de muchos 0km importados. La imposibilidad de discriminar por origen, por las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), hace que la norma sea para todos y castigue a una empresa que invirtió millones de dólares en un escenario distinto.
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