El 17 de julio se celebra la festividad de las Santas Justa y Rufina, mártires en la Hispania Romana. Su historia es recordada y celebrada con procesiones y hermosas obras de arte
Justa y Rufina eran dos hermanas que nacieron en Sevilla en 268 y 270. Eran hijas de una humilde familia que sobrevivía trabajando en el oficio de la alfarería. Sus padres transmitieron a las dos chicas una profunda fe cristiana en un tiempo en el que seguir la doctrina de Jesús era muy peligroso.
Las jóvenes nacieron cuando gobernaba el emperador Aureliano que decretó una de las persecuciones más importantes contra los cristianos y fallecerían bajo el reinado de Diocleciano, quien años después de la desaparición de las santas, ordenaría una cruenta persecución que pasaría a la historia como la “Gran Persecución”.
La prohibición de abrazar la fe de Cristo se extendía en todos los rincones del Imperio e Hispania no era una excepción. A pesar del peligro, la familia de Justa y Rufina permanecieron fieles a sus creencias hasta el punto de no temer enfrentarse por ello a las autoridades. Y así lo demostraron durante las fiestas que se celebraban cada año en honor a la diosa Venus.
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