Escrito por Mamen Garrido Ramón
¿Te has preguntado alguna vez cuál es el sentido de tu vida? ¿Para qué estás aquí? ¿Qué misión tienes como ser humano?
No es mi intención entrar en terrenos filosóficos ni espirituales, pero sí invitarte a hacer una reflexión sobre lo que estás haciendo con tu vida y ayudarte a tomar conciencia de que sólo tienes una oportunidad, una vida para hacer lo que realmente hayas venido a hacer.
¿Cuál es el sentido de tu vida?
Hay personas que prefieren no cuestionarse estas cosas para evitar encontrarse con algo que no les guste: "Es mejor vivir sin pensar".
Hoy en día resulta sencillo conocer a alguien que se ha quedado sin empleo, que se ha separado de su pareja y no puede disfrutar de sus hijos o que ha perdido su casa y tiene que volver a vivir con sus padres.
Cuando las cosas nos van bien es fácil ser positivo, mostrarse alegre y satisfecho, pero cuando las circunstancias se vuelven adversas, ¿qué hace que te mantengas en pie?
Ayer en la cola del supermercado escuché a un hombre que le decía a un vecino con el que se había encontrado: “Yo ya no espero nada de la vida”. Por lo que contaba llevaba parado mucho tiempo, no se hablaba con uno de sus hijos y su mujer había muerto.
Entonces me vinieron a la mente las palabras de Viktor Frankl en el maravilloso libro El hombre en busca de sentido, cuando decía que “en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros”.
Vivir es algo más que respirar día tras día: vivir es asumir la responsabilidad de cumplir con las obligaciones que la vida te asigna en cada momento.
En la vida todos necesitamos marcarnos una meta, un motivo por el que levantarnos cada mañana, un objetivo concreto que se encargue de dar sentido a lo que hacemos, para que cuando nos perdamos en los vaivenes de la vida, cuando todo parezca venirnos en contra, sepamos a qué aferrarnos y para qué queremos seguir adelante.
Ir sin rumbo por la vida
Cada vez son más las personas que van sin rumbo por la vida, que se dedican simplemente a seguir una rutina que en muchos casos ni siquiera les satisface.
Me gustaría que te tomaras unos minutos para repasar los aspectos más importantes de tu vida.
Piensa en tu trabajo, en tu familia, en tu desarrollo personal, en tu salud, en tu tiempo de ocio, en tus relaciones personales.
Si después de esto no se te ha dibujado una sonrisa en la cara, sino más bien un gesto de preocupación, es porque quizás no estás andando por el camino que más te conviene. Tal vez estás pasando por alto los indicadores de malestar que se te presentan a diario.
Me refiero a que no es casualidad que te pases el día enfadado, con ansiedad, estrés, insomnio; que te sientas triste o cansado, e incluso desilusionado o decepcionado con todo.
Lo que se podría resumir como un hastío general no es otra cosa que una pérdida de dirección, un vivir por vivir sin saber muy bien para qué. Hay quien habla de vacío existencial, de no sentirse lleno con nada de lo que tiene ni de lo que hace.
Éste es el resultado de no prestar atención a nuestras verdaderas necesidades e inquietudes. Ese vacío nos indica una desconexión con nosotros mismos. No se sabe en qué momento, pero ha habido una desconexión de la propia esencia de la persona y es ahí donde se le encuentra el sentido a todo.
Descubre tu "para qué"
Las personas que tienen claras las razones que hacen que su vida tenga sentido se sienten seguras, confiadas y con autonomía, y trasmiten fuerza y determinación en lo que hacen.
Cada día encuentran pequeños estímulos que les recuerdan que cada paso les acerca a ese logro mucho mayor. Cada día ponen una gota para, algún día, formar parte de un océano.
Hace poco leí en algún sitio una frase que me encantó y que decía: “Los dos días más importantes en tu vida son el día que naciste y el día que descubriste para qué”.
Quizás todavía no haya llegado tu segundo día. Te recomiendo que estés atento, porque entonces todo cambiará.
Aunque a simple vista pueda parecer que tu vida es de lo más trivial, basta con que conectes con lo que te hace único, con lo que da sentido a tu vida, para que te conviertas en fuente de inspiración para quienes te rodean y vayas dejando a tu paso tu esencia.
Nietzsche decía que “el que tiene un porqué para vivir, puede soportar cualquier cómo”.
Ninguna vida es un camino de rosas libre de espinas, pero no permitas que las circunstancias te alejen de aquello que da sentido a tu vida, porque en el momento en el que pierdas tu razón de vivir, estarás muerto.
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