Santos del día 30 de marzo

 

día de San Zósimo de Siracusa, el humilde siciliano cuidador de una tumba, que llegó a Obispo

Por mandato paterno desde los 7 años vivió cuidando la tumba de Santa Lucía en su monasterio. Fue un querido sacerdote.

La historia de Zósimo de Siracusa es un camino llego de humildad y abnegación, que pinta muy bien la vida de las familias italianas y la del cristianismo en el siglo VI y el siglo VIII. Hijo de poderosos terratenientes sicilianos, a la edad de 7 años, sus padres lo dieron al Monasterio de Santa Lucía como una forma de entrega a la Iglesia Catolica con la que colaboraban frecuentemente. Le tocó a Zósimo cuidar las reliquias de Santa Lucía, en su tumba. Y cómo todo chico puesto a ese tipo de prueba, asustado, al día siguiente escapó a su casa.

Sus padres lo retaron con dureza y al día siguiente lo devolvieron al abad Fausto, que estaba al frente del Monasterio de Santa Lucía. Cuentan los escritos que esa misma noche, en sueños, al pequeño Zósimo se le apareció la imagen de Santa Lucía, pero apareció la Santa Madre quien respondió por él y dijo que nunca volvería a cometer un error así.

Zósimo se despertó tranquilo y poco a poco comenzó a acostumbrarse a la vida entre monjes, con mucho trabajo, comida simple, y mucha oración. Corría se cree el año el año 580. Y según cuentan sus biógrafos, allí, en el Monasterio de Santa Lucía, cercana a su casa familiar, pasó los siguientes 30 años de su vida, feliz y ocupado, y haciendo otros trabajos además de cuidar la tumba de la santa.

A principios del siglo VII, murió el abad del monasterio y los monjes acudieron al obispo de Siracusa para que eligiera el sucesor, dejando a Zósimo al cuidado de la puerta y la tumba de Santa Lucía. El obispo les preguntó: “¿no falta uno de ustedes?". Los monjes corrieron a buscar a Zósimo y traerlo rápido al obispado. Y nada más entrar por la puerta, el obispo de Siracusa les dijo: “He aquí al que ha escogido el Señor”, nombrando a Zósimo abad a cargo del Monasterio de Santa Lucía y ordenándolo tiempo después sacerdote.

Los biógrafos cuentan que San Zósimo gobernó el monasterio de Santa Lucía con sabiduría, amor y prudencia. En el año 649 murió el obispo de Siracusa, y hubo que nombrar un reemplazo. Los sacerdotes no dudaron y propusieron a Vanerio, un sacerdote carismático y ambicioso. Pero el pueblo de Siracusa pidió por Zósimo, el sacerdote humilde que había estado más de 60 años al lado de ellos, desde que era chiquito. Zósimo, lleno de humildad, se negó a tal cargo.

Pero, siendo Sicilia una diócesis muy importante de la Iglesia Catolica, pronto el tema llegó hasta el Papa Teodoro I (642-649, 73 Papa de la Iglesia), que no duda en consagrar a Zósimo como obispo de Siracusa, tal como todos los creyentes deseaban en la zona.

El chico que a los 7 años había entrado al monasterio de Santa Lucía por mandato paterno, moriría alrededor del año 660 con una edad cercana a los 90 años. Y se lo recuerda como obispo de Siracusa cómo fue toda la vida: fuerte por su celo en la enseñanza cristiana y generoso con los pobres y desvalidos.

Otros Santos del 30 de marzo

Santoral del 30 de marzo: día de Juan Clímaco. Cuadro sobre "Escalera al Paraíso", libro del Santo./ Iglesia Católica.

• San Juan Clímaco. (575-649). Notable sacerdote cristiano nacido en Siria, fue maestro espiritual de muchos compañeros, asceta y anacoreta. Escribió un libro de gran celebridad en la Iglesia llamado “La escalera al Paraíso”, lleno de consejos prácticos para el buen cristiano. Vivió en el Monosterio de Santa Catalina del Monte Sinaí, de donde fue monje y abad. Fue tal la fama de sus oraciones que hasta el Papa San Gregorio le escribió pidiéndole que lo encomendara en sus oraciones. Murió a los 80 años dejando gran obra.
  
• San Clino. (¿?-1048). Sacerdote de nacionalidad griega evangelizando en Italia, fue monje y luego abad del monasterio basiliano de San Pietro della Foresta, entre Pontecorvo y Rocca Guillermo (actualmente llamada Esperia) en las primeras décadas del siglo XI. Su cuerpo está en la Iglesia Santa María di Rocca Guillermo (Esperia) donde se lo festeja como patrono principal el día 30 de marzo.
  
• San Domnino. (Siglo IV). Cristiano griego dedicado al culto de la palabra de Jesús, quien es perseguido por su fe a principios del siglo IV bajo el emperador Maximiano, y muere, mártir, en Tesalónica, Macedonia.
  
• San Julio Álvarez. (1866-1927). Religioso nacido en Guadalajara, México, fue ordenado sacerdote en 1894 y puesto a cargo de la parroquia de Mechoacanejo, obispado de Aguascalientes. La persecución militar de la Iglesia en los años 20 hizo que en el 1926 los obispos suspendieran todo culto público. Pero San Julio Álvarez, en zona de máxima pobreza, siguió ayudando y dando consuelo y caridad. Y así, a mansalva, fue fusilado por el ejército federal el 30 de marzo de 1927 y dejado su cuerpo sobre un montón de basura.
  
• San Leonardo Murialdo. (1828-1900). Clérigo nacido y muerto en Turín, de gran formación teológica en Italia y Francia, colaboró con San Juan Bosco, y dirigió el Colegio Los Artesanitos de Turín. En 1873, fundó la “Pia Sociedad de San José de Turín”, conocida en todo el mundo como Josefinos de Murialdo, de la Congregación de San José.
  
• Santa Osburga. (¿?-1018). Religiosa de Coventry, Inglaterra, fue la primer abadesa del Monasterio femenino de Coventry. En 1043 la creación de un nuevo monasterio masculino fue dedicado a Santa Osburga y son mucho los milagros que se sucedían entre los pobladores. Desde 1410 se celebra la fiesta de Santa Osburga en Coventry.
  
• San Régulo de Senlis. (¿?-260). San Régulo vivió en la Galia Lugdonense y es el patrono de la ciudad de Senlis, donde se dice que fue el primer obispo de esa diócesis del norte de Francia.
  
• San Segundo de Asti. (¿?-119). Figura religiosa de Asti, en Piamonte, noroeste de Italia, que murió asesinado por su fe en Cristo, en tiempos del emperador Adriano.
  
• Beato Luis de Casáurea Palmentieri. (Siglo XIX). Religioso italiano, que fue monje y presbítero de la Orden de los Hermanos Menores. En Nápoles, con gran trabajo pastoral entre los pobres, instituyó primero la Congregación de Los Hermanos de la Caridad. Y luego, la de las Hermanas Franciscanas de Santa Isabel.