Mucha gente cree que después de los 60 años se es viejo para empezar a correr. Pero otros en cambio prueban y lo ven diferente: corren más que algunos chicos de 20, les sobra disposición, y aún consiguen una buena posición en muchas carreras, con un desempeño en el running más que digno. Hay tantas personas comenzando más tarde y corriendo muy bien, que queda la pregunta: la edad, ¿realmente importa? ¿Esa ventaja o desventaja está más relacionada a una cuestión de genética o basta con entrenar para continuar corriendo hasta viejos? Y lo cierto es que ni tanto ni tan poco ya que si bien la genética importa, la edad no tanto. Y cuando hablamos de mover el cuerpo, los años de entrenamiento y el estilo de vida que llevás cuentan mucho más. En otras palabras, el ritmo, la velocidad y las distancias que un corredor es capaz de correr tiene que ver principalmente con el entrenamiento y el estilo de vida, y si tienes una buena genética para ayudar en esa ecuación, mejor todavía.
La ciencia ha demostrado en los últimos años que incluso por encima de tus entrenamientos, la genética va a determinar quién eres en la jerarquía de la performance deportiva. Dicho de otro modo, una persona común y corriente correrá mejor si entrena, pero aún entrenando igual o más que un maratonista keniata nunca llegará a niveles similares a ellos. Se estima que los genes consiguen prever una variación del 25% del desempeño aeróbico de una persona. Consecuentemente, alguien con gran predisposición genética tendrá un desempeño mejor. Eso ayuda a explicar por qué algunos corredores pierden músculo y aumentan grasa a pesar de sus mejores esfuerzos, mientras que otros experimentan poco cambio en la composición corporal y el rendimiento.
En cuanto al entrenamiento, el VO2 máximo y los liminares aeróbicos son buenos predictores del desempeño para evaluar, clasificar y entender esas diferencias, conforme nos vamos haciendo mayores. Pero, de nuevo, ser un buen corredor o corredora no tiene nada que ver con la edad. El desempeño en el running tiene una estrecha relación con los años de entrenamiento aeróbico, y conseguimos hasta mudar el patrón de fibras musculares con el entrenamiento hecho de manera planeada y sistemática.
Finalmente, el estilo de vida que llevamos pesa mucho. Si crees que este factor no influye en tu camino a la vejez, piénsalo de nuevo. El efecto acumulativo del alcohol, grasas saturadas, cafeína, azúcar y una vida estresante, con pocas horas de sueño en general, puede costar caro. Y quien paga los platos rotos es el cuerpo, con disfunciones en el hígado, corazón, cerebro, etc.
¿Cuántos años de corredor llevas?
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