Como cada día del año, la Iglesia católica rinde tributo a una de serie de santos clave en el desarrollo de la fe o a personas que por su buen hacer merecen un reconocimiento público
Aunque cada vez es más amplio (y exótico) el glosario de nombres con que se inscribe a los recién nacidos, el peso de la tradición salvaguarda aquellos que provienen del santoral católico. Es así porque la Iglesia apostólica romana continúa la costumbre de dedicar un día a cada una de las figuras clave en el desarrollo de la fe, aunque el proceso ha evolucionado con los años. Si en un primer momento la elección de un santo se hacía por aclamación popular, a medida que el culto se institucionalizó fueron los obispos quienes tomaron las riendas y, más adelante, esa responsabilidad recayó únicamente en el Papa.
Uno de quienes fue canonizado a manos del Santo Padre es San Hermegildo, hijo del rey visigodo Leovigildo que murió degollado por no plegarse al culto arriano. El arrianismo es una creencia basada en las enseñanzas de un sacerdote egipcio llamado Arrio según la cual Jesús no tenía la misma condición divina que Dios. El Primer Concilio de Nicea consideró herética esta rama desde el año 325 d.C., tras la muerte del asceta se le exoneró y, finalmente, sus enseñanzas volvieron a ser declaradas heréticas en el Primer Concilio de Constantinopla, celebrado en el 381 d.C.
Este culto tuvo gran acogida en la Hispania visigoda, pero fue perdiendo espacio en favor del catolicismo, hasta el punto de que provocaría una fractura entre uno de los reyes más importantes, Leovigildo, y su hijo Hermenegildo, que gobernaba la Bética. Hermenegildo se había convertido al catolicismo, seguramente guiado por la influencia de su esposa franca, Ingunda, y del por entonces obispo de Sevilla, hoy conocido como San Leandro de Sevilla. La rebelión tenía como telón de fondo las dificultades de la minoritaria nobleza arriana para fusionarse con la gran mayoría hispanorromana católica.
Comenzó así un conflicto paternofilial que se llevaría a las armas. Leovigildo y su hijo se enfrentaron en una serie de campañas entre el 582 d.C. y el 584 d.C. que culminarían con la captura de Hermenegildo, que sería conducido hasta una cárcel de Tarragona. Ante la negativa a abjurar de su fe católica y recibir la comunión de manos de un obispo arriano, su propio padre ordenó degollarle, lo cual le conferiría el estatus de mártir a ojos del catolicismo.
Además de a San Hermenegildo, cada 13 de abril se rinde tributo a otros santos y beatos:
- San Carádoco
- San Martín I
- Santo Sabás Reyes
- Santa Quintilla
- San Urso de Rávena
- Beato Albertini
- Beata Ida de Boulogne
- Beata Ida de Val-des-Roses
- Beato Juan Bernardo Scubilión
- Beata Margarita de Meldola
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