Tenemos la lengua muy suelta para juzgar y criticar el prójimo, tenemos una facilidad extrema para fijarnos en la vida de los demás, para evadir mirarnos a nosotros mismos con ojo crítico, con sinceridad y verdad.
Cada quien lleva una historia personal variopinta y exclusiva y nadie tiene derecho a meterse en ella. Cada uno es responsable de sus actos y de vivir sus consecuencias.
A nadie se le debe juzgar por su pasado, porque todos tenemos uno.
La mente evade el presente viajando al pasado que no existe o al futuro que tampoco existe.
Vive tu vida hoy con profunda convicción y libertad, con la mayor consciencia de tu presencia y si puedes ayudar a tu prójimo, hazlo con amor y sinceridad.
Compárate contigo mismo, si eres mejor que ayer o si creciste como ser humano. Deja el juicio de lado que es mezquino y desinformado.
Enfoca tu atención y juicio hacia ti mismo y no pierdas valioso tiempo criticando y juzgando a los demás.
Ya es hora alma mía!!!
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