martes, 7 de junio de 2022

Tienes la mejor edad



 Confía en el proceso de la vida, estás justo donde debes estar

No tenemos por qué conformarnos con lo que el proceso de la vida nos tiene preparado. ¿Por qué no ser sujetos activos y responsables de nuestro futuro?
Confía, confía en el proceso de la vida porque, aunque no lo creas, estás justo en donde debes, en el instante perfecto, en el idóneo y más propicio para decidir por ti mismo, para ser quien realmente deseas.
Las personas solemos tener una mala costumbre que cuesta bastante corregir. Somos unos nostálgicos empedernidos o unos obsesivos por el “debo hacer; tengo qué; los demás esperan que yo…”. Poco a poco, dividimos nuestra mente en dos áreas: una centrada en el pasado y otra obsesionada en el futuro.
Aprendamos a restar poder al pasado y al futuro. Aprendamos a vivir el presente de forma plena, confiando en el propio proceso, en lo que ahora está sucediendo. Te explicamos cómo hacerlo.
La mejor edad es la que tienes ahora
Para aceptar el momento presente hay que ser receptivos y ser capaces de apreciar lo que somos, lo que hemos conseguido y, a su vez, todo lo que nos falta por alcanzar.
Ahora bien, nada de esto será posible si primero no somos capaces de practicar la autoaceptación y esa flexibilidad en la que se inscribe el amor propio.
Uno de los enemigos más voraces de la propia aceptación es el no sentirnos bien con nuestra edad.
Hay quien lleva el malestar del paso del tiempo a situaciones poco integradoras y hasta problemáticas. No hablamos solo de la necesidad de acudir al quirófano, nos referimos ante todo a ese miedo desmedido a la arruga, a la cana, al cambio del propio cuerpo…
Todos tenemos pleno derecho a cuidarnos, a hacer todo lo posible por vernos bien físicamente, pero lo que hay que hacer, en primer lugar, es sentirnos bien por dentro.
La mejor edad será siempre la que tengamos en este mismo momento. Aceptando lo vivido y sabiendo que las mejores oportunidades siguen aconteciendo a cada instante.
El proceso de la vida nos hace atravesar diferentes etapas y cada una de ellas conlleva una serie de cambios en diversos niveles, como el físico. Darle la bienvenida a cada uno, sabiendo mantener un equilibrio entre lo estético y el bienestar interior, será fundamental para disfrutar.
Aprender a fluir, es el proceso de la vida
El modelo de “flujo” que definió el psicólogo Mihály Csíkszentmihályi en 1975 no siempre se entiende de forma correcta. No se trata solo de dejarnos llevar, de ver la vida como una entidad dinámica que nunca se detiene y de la que formamos parte. Es algo más profundo y a la vez interesante.
Se trata de tener unos objetivos vitales claros.
Es ser capaz de involucrarnos en una actividad o en una responsabilidad y disfrutar de ella, ser felices con esa responsabilidad.
A su vez, implica ser capaces de aprender de los errores para convertirnos en auténticos expertos.
Lo que hagamos cada día no debe ser monótono.
La rutina puede ser beneficiosa, pero también peligrosa. Por ello, es necesario que dispongamos de pequeños desafíos y novedades cotidianas para que el proceso del flujo sea siempre enriquecedor.
Las ventanas transmiten el sonido exterior, pero también lo generan con su propia vibración, lo que debe reducirse.
Lo pasado, pasado está, lo que importa es la persona que eres ahora
El pasado no nos define. Nos define la interpretación que hayamos hecho de él. Pongamos un ejemplo. Si hace tres años nos abandonó una pareja y hace uno fuimos nuevamente traicionados, lo último que debemos hacer es decirnos a nosotros mismos “que no merecemos ser amados”.
La persona madura y que sabe interpretar de forma adecuada su pasado se dirá “debo elegir mejor a la persona que ha de ser mi pareja”.
Por ello, es vital que el pasado nos sirva como trampolín, como modo de aprender a ser mejores. El ayer no es un sofá donde sentarnos y lamentar todo lo vivido ni todo lo sucedido.
Una de esas estrategias es, sin duda, aprender a confiar en nosotros mismos y en que las cosas buenas pueden aparecer en cualquier instante. No se trata de “esperar”, de ser sujetos pasivos que se limitan solo a dejar pasar los días y el tiempo hasta que la suerte llame a la  puerta.
Debemos ser personas activas que ponen en marcha su propio proceso del cambio, su propia actividad para generar pequeñas y correctas alteraciones. Debemos dejar a un lado a las personas que nos traen problemas, abandonar ciertas costumbres que nos quitan el ánimo…
¡Nada es eterno, por mucho que lo parezca!
Para concluir, entendamos que, aunque en este instante estemos pasando un mal momento, en nuestras manos está salir del túnel. De eso también se trata el proceso de la vida. De ponernos en movimiento y no quedarnos estacandos.
Hoy es el mejor momento para intentarlo. Ahora mismo es un gran instante para generar un pensamiento valiente y positivo que, a su vez, dé forma a una nueva emoción. Esa emoción te ayudará a propiciar un cambio, una nueva actitud. Inténtalo, los resultados pueden ser asombrosos.
Abrazos de luz y bendiciones infinitas
Yolanda Rodriguez
Dey.contigoficial
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