Un día llegué a tu casa y ya no estabas.
Estaba tu cuerpo, pero tú no.
Ya no tenías ese brillo en los ojos al verme.
Ya tus brazos no buscaron rodearme en un abrazo, ni tus labios buscaron los míos como lo habían hecho siempre.
Estabas ya muy lejos, perdida en el recuerdo de quien sabe qué brazos y que labios.
Para mí renunciar siempre estuvo prohibido, y me enseñaron a pelear por lo que quiero.
Y yo te amaba, así que fui a buscarte.
Recorrí tantos caminos en tu búsqueda que casi me pierdo yo mismo.
Cruce el laberinto de mi dignidad.
Atravesé la montaña de mi orgullo y caminé por los bordes de mi felicidad.
Todo por volver a encontrarte...
Pero no pude.
Entonces comprendí.
"El que se va sin que lo corran, vuelve sin que lo llamen” dice el dicho, pero no es verdad.
Porque cuando el amor se va
Ese...
Ese no vuelve jamás.
"El que busca encuentra” dicen y dicen mal.
Yo lo sé muy bien.
Porque cuando tu amor se me fue, yo intenté buscarlo...
Pero nunca más lo pude encontrar.
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