Confiar en que Dios proveerá todo lo que necesitamos nos permite vivir y buscar su voluntad en paz.
Un poeta moderno describió la época en que vivimos como la “era de ansiedad”. Nuestras vidas se han vuelto más ansiosas, en parte porque el mundo se ha caracterizado por la necesidad de “más”. La publicidad y la información inundan nuestros sentidos y emociones, de modo que cuando se trata de bienes materiales, parece que no tenemos suficiente.
En Lucas 12, la valoración que el Señor hace de su auditorio podría haberse escrito hoy. “No se afanen por sus vidas”, dice. Es decir, que no nos preocupemos por de dónde vendrá la comida y la ropa. Nos exhorta a considerar las aves y los lirios: si Dios las alimenta y viste la hierba del campo con tanta gloria, ¡sin duda proveerá para nuestras necesidades!
Lo que dice el Señor puede sonar ilógico, sabemos que la comida y la ropa no aparecen de la nada. A menos que trabajemos duro, no tendremos lo que necesitamos.
Pero la enseñanza de Cristo no es una licencia para ser perezosos. Es una invitación a trabajar como solo los hijos de Dios pueden hacerlo. Pensar que nuestro trabajo por sí solo cubrirá nuestras necesidades es una visión equivocada de Dios y de su reino. Él dice: “A [nuestro] Padre le ha placido [darnos] el reino” (Lc 12.32). Al recordar que Dios es un Padre bondadoso que está dispuesto a proveer todo lo que necesitamos, podemos cambiar nuestro temor y la ansiedad por paciencia y confianza.
Biblia en un año: Amos 1-4
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