El tiempo de Dios es perfecto: Él no se apresura, pero nunca llega tarde.
Los panaderos de masa fermentada aprenden a esperar con paciencia. La masa fermentada es un pan “lento” que requiere más tiempo, esfuerzo y atención que otros tipos de pan. Y como depende de procesos naturales, no se puede apresurar. Pero el resultado vale la pena.
Del mismo modo, algunos beneficios espirituales solo se pueden obtener mediante la espera. Por ejemplo, algunos de los primeros cristianos se sentían frustrados por la demora de Dios. Habían creído que Cristo volvería muy pronto, pero el tiempo pasaba, y ninguna de las promesas que esperaban se estaba cumpliendo. De hecho, Pedro advirtió a los creyentes que los burladores dirían: “Todo continúa tal como estaba” (2 P 3.4). Recordó a la gente que nuestra percepción del tiempo es diferente a la de Dios. Para Él, las décadas y los milenios pasan como momentos y días. Por lo tanto, decir que Dios “tarda” en cumplir su promesa revela una grave falta de entendimiento.
Pedro afirma que Dios no solo no es lento, sino que lo que parece lentitud es en realidad su paciencia. Al igual que el panadero de masa fermentada, Dios espera sin prisas algo mejor: ver que más personas acepten su generoso regalo. Nosotros también podemos esperar pacientemente si entendemos que las demoras de Dios siempre conducen a algo mejor de lo que podemos imaginar.
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