Por cada Maestro verdadero hay noventa y nueve falsos. Y el falso te atraerá más porque tú eres falso.
El falso gurú te atraerá más porque tú hablas el idioma de la falsedad. Puede que el verdadero Maestro no te atraiga en absoluto, el verdadero puede que provoque miedos en ti.
El falso gurú te promete las cosas que tú quieres. Te dice: “si me sigues, tendrás más riquezas, tendrás más poder, más prestigio, y esto y lo otro”. Eso es lo que tú buscas.
El Maestro real sólo puede prometer una cosa: “si te acercas a mí, morirás”. Lo real sólo puede prometer muerte. Lo real sólo puede prometer una cosa: “voy a destruirte por completo”, porque sólo tras la muerte viene la resurrección.
El Maestro real es una cruz; el Maestro real es una puerta hacia la muerte. Tú desapareces en él.
Volverás a salir, es cierto, pero saldrás como una persona completamente nueva.
El Maestro real es un fuego; a uno le asusta, le da mucho miedo, así que se mantiene distante. Uno observa al Maestro real desde la distancia.
Ten cuidado con los falsos maestros, hay muchos. El falso gurú te prometerá cosas de este mundo; aunque las prometa en el otro mundo, se trata de las mismas cosas.
Te prometerá preciosas mujeres en el paraíso. Te prometerá ríos de vino en el paraíso. Pero te estará prometiendo las mismas cosas.
Puede que te prometa castillos de oro, palacios llenos de diamantes, en el paraíso, pero siguen siendo diamantes, oro, plata, mujeres, vino, cosas que pertenecen a este mundo. Simplemente te está encandilando; te está engañando.
El verdadero Maestro sólo te promete una cosa: tu muerte. Así que dondequiera que veas a la muerte esperándote, reúne valor. Para que la divina Vida sea, tú tienes que desaparecer.
𝗢𝗦𝗛𝗢 

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