En 1978, incapaz de deshacerse de una tos persistente, Steve McQueen fue a ver a su médico, quien le recetó antibióticos y le ordenó que dejara de fumar.
Pero la tos no desaparece. Se realiza una biopsia y revela un mesotelioma pleural, un cáncer causado por una exposición significativa al asbesto.
Este cáncer era incurable en ese momento.
McQueen, quien entonces tenía 48 años, cree que estuvo expuesto al asbesto cuando estaba en la Marina y tuvo que quitar los revestimientos de asbesto de algunas tuberías en los barcos. Pero también admite haber estado en contacto con el asbesto cuando competía y que había algo en los trajes y cascos para protegerse del fuego.
A principios de 1980, el cáncer había hecho metástasis y aunque McQueen hizo todo lo posible para mantenerlo en secreto, la prensa reveló que padecía cáncer terminal.
Cuando sus médicos no pudieron ofrecerle soluciones, la estrella decidió ir a México para ser tratado por un médico que le prometió una terapia revolucionaria.
El hombre en cuestión era William Donald Kelley. Tenía un entrenamiento básico como ortodoncista (una actividad para la que ya no tenía derecho a ejercer) pero pretendía ser un experto en el tratamiento del cáncer...
Su terapia milagrosa para salvar a Steve McQueen consistía en darle enemas de café, lavar su cuerpo varias veces al día con champú, masajearlo con mucha frecuencia, inyectarle soluciones de células de vacas y ovejas vivas y polvo de semillas de albaricoque diariamente...
Steve McQueen permaneció en la clínica del "doctor" Kelley durante tres meses, pagando el equivalente a 110,000 euros por mes por la "atención".
Finalmente, los medios estadounidenses descubrieron que la estrella estaba siendo tratada en esta misteriosa clínica y la noticia se difundió ampliamente. Todos estaban hablando sobre el tratamiento milagroso que salvaría a Steve McQueen.
A principios de octubre de 1980, este último regresó a los EE.UU. William Donald Kelley luego anunció públicamente que su tratamiento había funcionado y que Steve McQueen estaba curado.
De inmediato, su clínica se vio inundada con pacientes adinerados que deseaban seguir la misma terapia...
Pero los médicos estadounidenses que examinaron a McQueen a su regreso encontraron que el cáncer no había sido derrotado. Por el contrario, había progresado. Se desarrolló un enorme tumor de 2.3 kg en su hígado...
En contra del consejo de sus médicos estadounidenses, quienes le aseguraron que el tumor era inoperable y que su corazón no resistiría el procedimiento, McQueen regresó a México para que se lo extrajeran. La operación tuvo lugar en una pequeña clínica donde los médicos desconocían la verdadera identidad de la estrella, quien usó un seudónimo.
A las 3:45 a.m. del 7 de noviembre de 1980, Steve McQueen murió de un ataque al corazón mientras dormía, doce horas después de que le extirparan el tumor. Tenía 50 años.
William Donald Kelley no fue procesado por sus prácticas cuestionables. Se aprovechó de la credulidad de los pacientes desesperados durante años hasta que finalmente salió a la luz la ineficacia de su tratamiento.
Murió de un ataque al corazón en 2005, a la edad de 79 años.
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