viernes, 1 de diciembre de 2023

Sexo, vida, violencia, arte y Picasso, en el Museo Thyssen-Bornemisza

 

Obra de Picasso de la muestra del Museo Thyssen-Bornemisza.

En los 50 de su muerte, el famoso museo cierra el año con una muestra del genial malagueño.

JUANITA SAMPER OSPINA  //  El TIEMPO

Se acerca el fin de 2023 y Madrid, entre el frío del invierno que llega y las luces de Navidad encendidas, despide un año de conmemoraciones del medio siglo transcurrido desde la muerte de Pablo Picasso, uno de los pintores geniales que ha dado España al mundo.

Lo hace con la exposición "Picasso, lo sagrado y lo profano", que estará abierta en el Museo Thyssen-Bornemisza hasta el 14 de enero de 2024 y ofrece a los visitantes una oportunidad única para sumergirse en la complejidad de la obra de Pablo Picasso, desde una perspectiva particular: las dualidades entre lo sagrado y lo profano que impregnaron su creación. Lo divino y lo humano.

El arte de Picasso (1881-1973) ha sido un misterio que ha desafiado las convenciones y ha llevado la expresión pictórica a nuevas alturas.

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El recorrido por la exposición, que también incluye algunas obras de otros artistas, comienza con una introducción que presenta al Picasso menos conocido, el que exploró temas más allá de la superficie visual. La curaduría permite a los espectadores adentrarse en la mente del artista y comprender la rica complejidad de su visión artística, a través de temas que están siempre presentes en los seres humanos: la vida, el sexo, la muerte, la violencia.

Arte dual

Obra de Picasso de la muestra del Museo Thyssen-Bornemisza.

Foto: 

cortesía Museo Thyssen-Bornemisza

Uno de los aspectos más destacados es la representación única de lo sagrado en la obra de Picasso. Aunque a menudo se asocia con movimientos artísticos más contemporáneos y menos centrados en lo espiritual, el pintor malagueño exploró incansablemente las dimensiones sagradas de la vida y la muerte. Desde sus interpretaciones de temas religiosos clásicos hasta sus exploraciones más abstractas de lo divino, se observa que llevó la espiritualidad a la vanguardia de su creatividad.
La exposición devela conflictos personales y reflexiones del artista. Sus obsesiones toman forma en los trazos de su interpretación de mitos y epopeyas conocidas. Al mismo tiempo, muestra a Picasso como lo que él mismo se creía: una especie de puente entre el arte y el espectador, entre los pueblos y las civilizaciones. Y lo hace con referencias mágicas, que entremezclan lo sagrado y lo profano.

A medida que los visitantes avanzan por las salas, se encuentran inmersos en el contraste impactante entre lo sagrado y lo profano. Conocido por su capacidad para romper barreras, Picasso no temió explorar la dualidad inherente a la existencia humana. Las obras que representan la vida cotidiana, la pasión y la sensualidad se entrelazan con aquellas que exploran la espiritualidad más profunda.

Un ejemplo de la primera temática es la serie de bodegones, que presenta escenas cotidianas transformadas por su visión. La comida y la bebida, elementos aparentemente mundanos, adquieren una nueva dimensión cuando se filtran a través del lente del artista. Las composiciones audaces y los colores vibrantes capturan la esencia misma de lo profano y revelan la belleza en lo común. El óleo Vasos y frutas es un ejemplo de ello.

Contrasta con Cabeza de hombre, una de las pinturas más destacadas y complejas de la exposición.

En total reúne 38 obras (varias prestadas por otros museos), de las cuales 22 son de Picasso. Algunos de los artistas que lo acompañan son El Greco, Pedro Pablo Rubens, Francisco de Zurbarán, Juan de Van der Hamen, Eugene Delacroix y Francisco de Goya.
Espiritualidad en fusión

La exposición arroja luz sobre la relación personal de Picasso con la espiritualidad y la mitología. Sus representaciones de figuras mitológicas y simbólicas muestran su capacidad para fusionar lo antiguo con lo moderno, lo que crea un diálogo atemporal a través de sus pinceles.

Los visitantes se encuentran desde las visiones más celestiales hasta las exploraciones más terrenales.

La exposición muestra, pues, la maestría de uno de los artistas más influyentes del siglo XX desde una perspectiva diferente y reveladora. Picasso logra el equilibrio en la tambaleante relación de lo sagrado y lo profano, ingredientes ambos de la profundidad de los seres humanos.

Pablo Picasso será protagonista en el 2023 cuando se conmemoren 50 años de su natalicio.

Foto: 

EFE

Adiós al genio

Así termina Madrid una fiesta en torno a la conmemoración de la muerte de Picasso, que se extendió a diversas partes del mundo. Artistas, amantes del arte y críticos se unieron en un tributo global para recordar la contribución de Picasso al panorama artístico. Fue un año lleno de exposiciones, eventos especiales y reflexiones sobre su obra.

Los museos de todo el mundo organizaron exhibiciones retrospectivas, en las que destacaron las diversas etapas de la carrera de Picasso: desde sus años formativos hasta sus períodos cubistas y surrealistas.

En París, el Musée National Picasso de París se convirtió en el epicentro de la conmemoración con medio centenar de eventos en torno al artista que da nombre a la institución y que se prolongarán a lo largo de 2024 también. Actualmente se presentan "Picasso: dibujos de vida" y "Picasso 1906: la gran transformación".

Y es que su influencia persiste en la escena artística contemporánea, en los artistas actuales que continúan inspirados por su innovación, su desafío a las convenciones y su capacidad para reinventarse constantemente.

La conmemoración no ha sido solo un recordatorio de su legado, sino también una celebración de su permanente relevancia.

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En la era de la tecnología digital, las redes sociales se convirtieron en un medio vital para difundir la apreciación por Picasso. Etiquetas como #Picasso50Años y #ArteEterno inundaron las plataformas y conectaron a amantes del arte de todo el mundo. Las imágenes de sus obras maestras se compartieron ampliamente.

También se llevaron a cabo numerosos coloquios y conferencias para analizar la contribución de Picasso desde diferentes perspectivas. Historiadores del arte, críticos y académicos se unieron para discutir la evolución de su estilo, su impacto social y su influencia en generaciones posteriores.

Artistas contemporáneos participaron en la creación de obras inspiradas en el estilo único de Picasso. Desde reinterpretaciones modernas de sus famosas Señoritas de Avignon hasta instalaciones multimedia que exploraron su vida y legado.

La conmemoración no ha estado exenta de contradictores. Movimientos feministas han protestado por los homenajes a un hombre que consideran misógino y maltratador de sus parejas. Picasso, ni medio siglo después de su muerte, deja de remover la sociedad.

JUANITA SAMPER OSPINA
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO 
MADRID - ESPAÑA

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