lunes, 29 de enero de 2024

El festejo como adoración

Toscana, Italia. Fotografía por Charles F. Stanley.


 Reunirse para celebrar la bondad de Dios le honra y nos bendice a nosotros.

29 de enero de 2024

Levítico 23.4-8

Cuando los israelitas entraron en la tierra prometida después de años de vagar en el desierto, Dios les ordenó festejar.

Festejar y disfrutar de la abundancia de la tierra estaba destinado a atar a los israelitas a diferentes ritmos a lo largo del año, como la recolección de la primera y la última cosecha del año. Los festivales también eran una manera de conmemorar los poderosos hechos de Dios a favor del pueblo, como la noche de la Pascua cuando Dios perdonó a todos los que habían marcado sus puertas con la sangre de un cordero. En última instancia, estas celebraciones eran un acto de adoración que reorientaba al pueblo de Dios hacia Él. Dios era su proveedor y sustentador, razón por la cual festejaban con agradecimiento. Él era su salvador y redentor, y por eso festejaban en santa recordación.

Hoy podemos aprender de estas celebraciones prescritas por Dios. Cuando hacemos una pausa para agradecer por nuestras bendiciones, adoramos a Dios con nuestro tiempo y atención. Cuando nos reunimos para disfrutar de sus bondades, recordamos que “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto” (Stg 1.17), no de nuestro propio esfuerzo.

¿Cuándo fue la última vez que usted hizo una pausa para saborear la bondad de Dios, recordar su fidelidad y adorarle?

Biblia en un año: ÉXODO 39-40

Toscana, Italia. Fotografía por Charles F. Stanley.

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