Glaciares de Prince William Sound, Alaska. Fotografía por Charles F. Stanley. |
Dios ofrece dirección sabia para relacionarnos con otros: ser benignos, compasivos y perdonadores.
Efesios 4.32 es una conmovedora invitación de Dios: “Sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Estas palabras nos exhortan a reflejar el amor del Padre celestial.
La instrucción de Dios es clara: sed benignos. La compasión debe ser la base de nuestras acciones. Nos ayuda a ser empáticos. Comprender las alegrías y las penas de los demás nos permite crear espacios en los que prospere el amor y sanen las heridas. Cristo también nos enseñó a perdonar: guardar rencor solo nos agobia y nos roba libertad. Pero al seguir el ejemplo del Señor, rompemos las cadenas de la amargura e interiorizamos el poder liberador del amor.
En nuestra vida diaria, encontramos innumerables oportunidades para demostrar amor. Una sonrisa que le alegre el día a alguien, un oído atento que alivie una carga o una amable palabra de aliento: estos actos sencillos pueden transformar corazones y profundizar vínculos. No olvidemos que estamos llamados a amar a los demás como Dios nos ama a nosotros. Su amor es incondicional, inmenso y lo abarca todo. Dejemos hoy que Efesios 4.32 sea la luz que nos guíe, recordándonos que debemos vivir llenos de benignidad y amor.
Biblia en un año: LEVÍTICO 17-20
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