Montañas Dolomitas, Italia. Fotografía por Charles F. Stanley |
Por la gracia de Dios, somos una nueva creación, hechos para buenas obras.
Romanos 6.23 nos dice que “la paga del pecado es muerte”. Pero en el pasaje de hoy, Pablo dice a los efesios (y a nosotros) que esa deuda está totalmente pagada.
“Estabais muertos en vuestros delitos y pecados”, escribe el apóstol (Ef 2.1). Es posible que no nos hayamos dado cuenta, pero, en realidad, estábamos muertos. Sin embargo, como el padre del hijo pródigo, Dios no nos permite permanecer así.
Observe cómo comienza Efesios 2.4: Las dos palabras “Pero Dios” deberían resonar alegremente en nuestros oídos. Nuestro Padre, lleno de misericordia y amor, “nos dio vida juntamente con Cristo” (Ef 2.5). Él resucita a las personas hoy así como resucitó a Cristo: solo que nosotros resucitamos de la muerte del pecado a una vida nueva y eterna.
Esta realidad ilumina lo que hemos experimentado. En esa luz vemos de una manera diferente y entendemos que el pecado conduce a la muerte, no a la libertad. También podemos actuar de manera distinta. Cuando Cristo dijo que el reino de Dios estaba cerca, no estaba ofreciendo información sobre nuestro futuro, sino transformación para nuestro presente. Por gracia mediante la fe, nos convertimos en la obra maestra de Dios, andando en la vida de buenas obras que Él ha dispuesto para nosotros.
Biblia en un año: 1 SAMUEL 15-16
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