Maui, Hawái. Fotografía por Charles F. Stanley. |
Las personas sabias hacen una pausa para escuchar los consejos de los demás; los insensatos ignoran las advertencias de peligro.
Volvamos a la escena de ayer. Cuando David vio a Abigail arrodillada en el camino, podría haberle ordenado que se apartara. Después de todo, él era poderoso. Había sido ungido para ser rey de Israel y tenía todo un ejército detrás de él. Nada lo obligaba a detenerse y escuchar a Abigail, pero gracias a Dios, lo hizo.
¿Alguna vez ha estado usted a punto de cometer un gran error, y alguien le ha hecho una advertencia? ¿Consideró lo que la persona estaba diciendo? ¿Y diría que las cosas resultaron mejor como resultado? O tal vez ha sido lo contrario, y ha ignorado un sabio consejo; si es así, ¡es muy probable que haya aprendido mucho de esa experiencia!
Las palabras de Abigail fueron sabias y persuasivas, y David decidió escuchar con humildad. Su decisión de atender las súplicas de la mujer lo desvió de un camino que habría manchado su futuro gobierno.
Si usted está enfrentando una decisión hoy, Dios no espera que la resuelva por sí solo. Tal vez el Espíritu Santo le esté brindando consejo (Jn 14.26), o podría ser que Dios haya enviado a alguien para aconsejarle. ¿Quién es la Abigail en su camino? Quiera Dios que usted tenga la sabiduría de escuchar a quienes Él ha puesto frente a usted.
Biblia en un año: ESDRAS 5-7
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