Alaska. Fotografía por Charles F. Stanley |
Dios siempre está trabajando para nuestro bien, incluso cuando las respuestas que deseamos se demoran.
Es probable que todos hayamos tenido la difícil experiencia de orar por algo y preguntarnos cuánto tiempo tomará Dios en respondernos. Expresamos nuestro deseo, oramos con sinceridad y, a veces, nos impacientamos. Incluso podríamos comenzar a crear un plan alternativo si parece que Él está tardando demasiado en responder.
Aprender a esperar con paciencia en el Señor es una habilidad adquirida y esencial. David, que aprendió a hacerlo en tiempos de alegría, exilio y conflicto, escribió en el Salmo 40.1: “Pacientemente esperé a Jehová”. De hecho, la palabra hebrea qawa se repite, lo que da al versículo un sentido literal de “esperar, esperé en el Señor”. Esa repetición también nos permite saber que el escritor está afirmando algo importante. David reconocía que la paciencia ayudaba a que su fe creciera.
El salmista estaba diciendo que perseveró en oración y esperó con confianza la respuesta de Dios. Para nosotros también, la espera desarrolla la perseverancia. Entonces, como enseña Romanos 5.3-5, la perseverancia formará el carácter, y el carácter traerá esperanza. Si acudimos a Dios cuando esperamos, en busca de sabiduría y dirección, empezaremos a ver su trabajo en nuestra vida y a reconocer su bondad.
Biblia en un año: JOB 9-12
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