Petunias Lavander Star norteamericanas. Fotografía por Charles F. Stanley. |
Buscar activamente a Dios en los períodos de espera produce el mejor regalo de todos: conocerlo mejor.
¿Se ha preguntado usted alguna vez cómo esperar? En la lectura de ayer, David dijo que esperó en el Señor. Pero ¿cómo? ¿Se sentó hasta que reconoció la obra de Dios? ¿O hizo algo mientras esperaba? ¿Y cómo podemos imitar mejor al “varón conforme [al] corazón [de Dios]” (1 S 13.14)?
Puede parecer contradictorio, pero esperar implica acción. La pausa a veces parece bastante larga, sobre todo si uno está esperando una respuesta antes de seguir adelante. Pero hay cosas que tanto nosotros como el Señor podemos lograr mientras tanto.
Por nuestra parte, debemos hablar con Dios en oración sobre nuestras preocupaciones, sueños y deseos. En la quietud y la tensión de la espera, también debemos leer con diligencia su Palabra para conocer más acerca de su naturaleza y su amor. Mientras buscamos las respuestas, el cuidado y el aliento que necesitamos de Él, desarrollamos paciencia y crecemos a medida que nuestra fe crece y se fortalece.
Durante este tiempo de espera activa, comenzamos a ver lo que Dios hace. Como David, seremos sacados de un pozo, se nos dará un lugar donde pararnos, y recibiremos una nueva canción (Sal 40.2, 3). Sí, esperar es mucho más que hacer una pausa: es experimentar a Dios de una manera más profunda y personal.
Biblia en un año: JOB 13-16
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