Muy poca gente en el mundo ama, por eso hay tanta miseria. Todos quieren amar, todos quieren ser amados, pero nadie aprende el arte de amar. Es un gran arte. Sólo nacemos con el potencial, pero el potencial tiene que transformarse en hecho. Tiene que hacerse realidad y el primer requisito es estar más alerta.
La gente es inconsciente; y por eso quiere amor. Quieren amar, pero como son inconscientes, todo lo que hacen es justo lo opuesto. Destruyen su propio amor, destruyen toda posibilidad de amor y luego son miserables. Culpan al destino, a dios, culpan a todo excepto a sí mismos.
Las personas alertas siempre se culpan a sí mismas porque son conscientes del hecho de que sus deseos y sus acciones son opuestos entre sí, se contradicen. Cuando te vas volviendo cada vez más vigilante de tu funcionamiento interno, las cosas se vuelven simples. Entonces te tienes que deshacer de algunas cosas: no puedes ser celoso si quieres ser amante. Se vuelve claro que no hay nada que cuestionar; simplemente puedes ver que si eres celoso, el amor es imposible. Los celos están condenados a crear miseria. Los celos son parte del ego, la sombra del ego, la sombra de la sombra.
Y el amor necesita estar libre de ego; no pueden ir juntos, no pueden coexistir. Si escoges el ego a sabiendas, entonces dejas de lado todo el proyecto del amor y aceptas la miseria. Pero entonces no puedes ser miserable por tu miseria. Tú lo hiciste, fue tu decisión. No tiene sentido quejarse.
O te deshaces del ego y de todos sus compañeros - los celos, la dominación, la posesividad - y dejas que fluya el amor y haya dicha, o te aferras al ego. Entonces el amor desaparece, la dicha desaparece, dios desaparece, y tu vida no es más que infierno. El requisito básico es estar consciente. El arte de la consciencia se vuelve el arte del amor, el arte de la dicha. Eso es la religión.
🅞🅢🅗🅞 - Lo Primero De La Mañana
No hay comentarios:
Publicar un comentario