lunes, 16 de septiembre de 2024

El Rey de los bufones

En una brillante mañana en la corte de un rey, Gorgias, conocido por su agudo ingenio y su talento para la comedia, estaba entreteniendo a los nobles con sus chistes y ocurrencias. La sala estaba llena de risas cuando, de repente, un noble orgulloso, el conde de un reino vecino, irrumpió en la escena. Había escuchado rumores sobre las burlas de Gorgias y, sintiéndose menospreciado, decidió que era el momento de hacerle frente.

El conde, con su arrogancia habitual, se acercó a Gorgias y le dijo: "He oído que eres el rey de los bufones, pero no eres más que un simple payaso. Te desafío a un duelo de ingenio. Si logras hacerme reír, me someteré a tu voluntad. Pero si fallas, seré yo quien te humille ante la corte."

Gorgias, sin inmutarse, aceptó el desafío. La corte se quedó en silencio, expectante, mientras el noble comenzaba su ataque verbal. Con un tono despectivo, el conde lanzó una serie de comentarios mordaces, tratando de ridiculizar a Gorgias. "¿Qué puede saber un bufón de la nobleza? Tu lugar es en la sombra, no en el centro de atención."

Gorgias, con una sonrisa en el rostro, replicó: "Ah, noble conde, tus palabras son como un reloj sin cuerda: pueden sonar, pero no marcan la hora." La corte estalló en risas, y el conde, aunque irritado, intentó mantener su compostura.

El noble siguió atacando, pero cada intento de descalificación era respondido por Gorgias con una agudeza cada vez mayor. "Tú hablas de nobleza como si fuera un abrigo que se puede poner y quitar. Pero, querido conde, recuerda que la verdadera nobleza se lleva en el corazón, no en la vestimenta."

A medida que el duelo verbal avanzaba, el conde comenzó a perder la confianza. Gorgias, observando su creciente frustración, decidió dar un golpe maestro. Con una voz dramática, exclamó: "Si el valor se mide por la capacidad de hacer reír, entonces tú, noble conde, deberías ser un rey de las sombras, pues tu humor es más oscuro que la noche."

La corte estalló en carcajadas, y el conde, completamente derrotado, sintió que el suelo se le abría a sus pies. En ese momento, no solo había perdido el duelo, sino que también se dio cuenta de lo ridículo que había sido al desafiar a un maestro del ingenio.

Con una mezcla de rabia y vergüenza, el noble se vio obligado a aceptar su derrota. En lugar de humillar a Gorgias, terminó riéndose de sí mismo, y la corte lo aplaudió por su nobleza al reconocer la superioridad del bufón. Gorgias, con una reverencia, se convirtió en el héroe del día, recordando a todos que el humor y la inteligencia pueden ser las armas más poderosas en cualquier enfrentamiento.

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