Historias de Boxeo.
Gene Tunney.
La inteligencia en el box.
Gene Tunney es uno de los campeones más fascinantes pero a menudo pasado por alto en la historia del boxeo. Mejor conocido por sus dos victorias sobre el legendario Jack Dempsey, el arma secreta de Tunney no fue la fuerza bruta, sino su intelecto superior y habilidad técnica en el ring. A diferencia de Dempsey, que prosperó con la agresión y el poder crudos, el estilo de boxeo de Tunney era como un juego de ajedrez. Se basaba en la velocidad, el juego de pies impecable y un golpe afilado que usaba para mantener a los oponentes a raya. Lo que separó a Tunney fue su habilidad para estudiar profundamente a sus oponentes, encontrando y explotando sus debilidades con precisión quirúrgica.
La victoria de Tunney sobre Dempsey en 1926 no fue un accidente. Mientras Dempsey había pasado tres años viviendo la alta vida de Hollywood, Tunney estaba perfeccionando meticulosamente su arte. Sabía que el despido de Dempsey lo había frenado, y Tunney usó esto para su ventaja, superando a la "Manassa Mauler" con precisión y estrategia. La revancha, famosa por el controvertido "cuento largo", mostró lo duro que fue Tunney—a pesar de ser derribado, se levantó y superó a Dempsey una vez más.
Pero ¿por qué no se menciona a Gene Tunney tan a menudo entre los grandes de los pesos pesados de todos los tiempos? Una razón significativa es que Tunney era más un peso semipesado que un verdadero peso pesado. De sus 67 peleas en su carrera, sólo ocho fueron contra pesos pesados, y él fue mucho más dominante en peso semipesado, donde sus batallas contra Harry Greb son legendarias. De hecho, muchos historiadores del boxeo creen que Tunney estaba en su apogeo en la división de peso semipesado, un maestro táctico que demostró su grandeza no sólo contra Dempsey sino contra oponentes del Salón de la Fama como Greb, Tommy Loughran y Georges Carpentier.
Otra razón por la que el legado de Tunney no es tan celebrado es su jubilación anticipada. Después de derrotar a Dempsey y ganar su pelea final contra Tom Heeney en 1928, Tunney se alejó del deporte en el apogeo de sus poderes, casándose con una heredera y viviendo una vida de riqueza y sofisticación. A diferencia de muchos luchadores, él nunca volvió al ring, contento con dejar atrás la fama y elogios que vinieron con ser campeón de peso pesado. Este movimiento, aunque admirable, significaba que su nombre no hiciera eco en la historia del boxeo como lo hicieron Dempsey u otros.
Así que, aunque Tunney no sea mencionado tan frecuentemente en discusiones sobre pesos pesados, su legado es innegable. Era un boxeador brillante que meticulosamente elaboró su éxito y se exhibió en sus términos: una rareza en el brutal mundo del boxeo. Sus batallas con Harry Greb y su triunfo sobre un desvanecido pero peligroso Dempsey aseguran su lugar entre los grandes del deporte, incluso si su nombre no siempre suena tan fuerte.
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