Considerado uno de los pensadores más destacados del siglo XX, las ideas de Martin Heidegger han influido de manera muy destacada en la filosofía y la psicología modernas. El pensamiento del filósofo alemán gira en torno a la relación que mantenemos con el mundo y la conciencia de la muerte.
fallecido el 26 de mayo de 1976, el existencialista alemán Martin Heidegger se cuenta entre los filósofos más importantes del siglo XX, aunque también ha sido ampliamente criticado por su apoyo inicial al nacionalsocialismo de Adolf Hitler.
El pensamiento de Heidegger gira principalmente en torno al "ser" y a la relación del ser humano con lo que llama el "sentido del ser". Heidegger mostró su preocupación por los derroteros que estaba tomando la metafísica e hizo una nueva propuesta para intentar reparar uno de los mayores errores que se estaban cometiendo según su punto de vista: "El olvido del ser".
Según Heidegger, el hombre se halla "caído" en el mundo, perdido en la impersonal trivialidad y diseminación del "uno". Pero cree que ese estado no es irreversible, sino que puede superarse retornando a la "existencia auténtica" y a la "temporalidad" que le es propia, y es precisamente en ese momento cuando puede tomarse conciencia del estado de "caída" en el que el ser humano se encuentra, de su "ser-para-la-muerte", de su angustia y cuidado.
Heidegger está lejos tanto del nihilismo (la vida carece de significado) como de la negación de la trascendencia. Para intentar penetrar y comprender el complejo pensamiento del filósofo alemán, en este artículo vamos a repasar algunas de sus ideas más importantes.
LA FENOMENOLOGÍA
El modo en que Heidegger abordaba todas las cuestiones que le intrigaban estaba muy influenciado por los últimos textos del filósofo y matemático alemán Edmund Husserl y su fenomenología, una rama filosófica que trata de comprender cómo las personas viven el mundo, tanto en sus aspectos más físicos como en términos de interacción social y emocional. La finalidad última de la fenomenología es investigar y describir los fenómenos tal como los experimenta cada persona.
El modo en que Heidegger abordaba todas las cuestiones que le intrigaban estaba muy influenciado por Edmund Husserl.
En su obra Ser y tiempo, Heidegger insiste en que la fenomenología no habla acerca del "qué" de los elementos filosóficos que investiga, sino del "cómo" de esta investigación, la cual se centra principalmente en el "ser". En otras palabras, la fenomenología sería el método que permitiría ver lo que no es visible por quedar oculto.
Para Husserl, el "mundo de la vida" o Lebenswelt tal como los denomina, se reduce al escenario donde cada "yo" se encuentra frente el mundo. Por su parte, Heidegger dará mucho más valor a este concepto criticando la interpretación que hace Husserl, ya que lo reduce a mero un objeto que abarca el resto. Según el propio Heidegger, el mundo debe entenderse como aquello que hace al "yo" ser como es, es decir, nuestra manera de ser en el mundo.
EL OLVIDO DEL SER
La preocupación principal que lleva a Heidegger a escribir Ser y tiempo en 1927 es lo que él llama el "olvido del ser", la condición que experimenta el ser humano al ser consciente de su finitud y que le empuja a vivir en lo que Heidegger define como un "haber-sido", es decir, un pasado que se hace presente.
Tras haber estudiado en profundidad la tradición filosófica occidental, Heidegger llega a la conclusión de que el mayor problema que presenta es que centra sus estudios en los "entes" en el plano óntico (un adjetivo que significa "del ser") cuando en realidad, según él, se deberían haber enfocado en los "seres" en el plano ontológico (la ontología es la parte de la metafísica que trata del ser en general y de sus propiedades transcendentales).
La preocupación principal que lleva a Heidegger a escribir "Ser y tiempo" en 1927 es lo que el llama el "olvido del ser".
Desde Platón y Aristóteles, la metafísica ha igualado los entes y los seres en un mismo plano, pero según Heidegger ha olvidado que existe una diferencia sustancial entre ellos. El filósofo identifica tres conceptos por los que, según afirma, la pregunta por el "ser" ha quedado en el olvido: la universalidad del "ser", su imposibilidad de ser definido y dar por evidente un concepto que en realidad no comprendemos. Los tres apuntan a una misma confusión: de manera cotidiana empleamos el verbo "ser" dando por hecho que conocemos su significado y que, por consiguiente, no es necesario preguntárnoslo, cuando para Heidegger se trata de un concepto que no se puede definir.
EL DASEIN
El concepto de Dasein es, posiblemente, uno de los más importantes en el pensamiento de Martin Heidegger. Este término alemán puede traducirse por "ser-ahí" o "estar siendo en el mundo" y hace referencia a la existencia humana. La esencia del Dasein reside, según Heidegger, precisamente en su existencia. Puede aplicarse a las experiencias y a nuestra capacidad de ser en el mundo, de dejarnos llevar, pero teniendo, a la vez, un propósito vital, una meta existencial.
El concepto de Dasein es uno de los más importantes en el pensamiento de Martin Heidegger.
El Dasein se identifica con el tiempo mismo, pero no con el tiempo concebido como una continuación del "ahora", sino como algo más originario. Para Heidegger, el tiempo se descompone en tres momentos únicos: el "por-venir", el "haber-sido" y el "presente". Para el filósofo alemán no podemos entender a una persona sin tener en cuenta el Dasein, a ese "ser "que va más allá de lo sensorial y lo reflexivo, y que sale al mundo para relacionarse con él.
De hecho, según el pensamiento de Heidegger, el Dasein sitúa nuestro ser en el mundo en el momento presente para hacernos trascender, permitirnos estar presentes, aunque, a la vez, conectados con lo que nos envuelve sintiendo que la vida tiene una finalidad, un propósito.
LOS EXISTENCIARIOS DEL DASEIN
De manera similar a como Heidegger utilizó las categorías de los entes en la ontología tradicional, también hablará de los existenciarios del Dasein, aquellos modos que constituyen su facticidad ( Heidegger habla de la facticidad de la existencia humana como mero hecho de "estar ahí", en el tiempo), hechos que condicionan la existencia del hombre como "ser-en-el-mundo". Según su pensamiento, los "existenciarios" nos permiten determinar el significado de la existencia, nos acercan más al "ser" del Dasein.
Heidegger hablará de los existenciarios del Dasein, aquellos modos que constituyen su facticidad.
Según Heidegger hay varios tipos de "existenciarios", el más común ya se ha descrito anteriormente: el "ser-en-el-mundo", aunque este es común a todos los entes del mundo, por lo que no es un único del Dasein. También considera existenciarios la temporalidad, el habla y la comprensión, y todos ellos se reúnen y fundan en un único existenciario principal: la cura o el cuidado.
En cuanto al concepto del "ser-con" significa que no estamos solos en el vacío, sino que estamos rodeados de otros. La muerte es el fin del Dasein y este hecho nos recuerda que nos dirigimos hacia el momento en el que ser Dasein sea ya imposible. Es precisamente en entonces, cerca del final, cuando Heidegger afirma que "su muerte es la posibilidad del ‘ya no poder ser-ahí'".
SORGE, EL CUIDADO
Traducida inicialmente como "cura", la palabra alemana sorge ha acabado significando "cuidado". Para Heidegger no es un concepto psicológico, sino el modo de existencia más primario del Dasein en relación con el mundo. Sorge se encuentra a medio camino entre el cuidado, entendido como atención, y la preocupación, entendida como inquietud. Heidegger relaciona este concepto con la temporalidad y con la trascendencia, ya que implica echar una mirada hacia el futuro.
Para Heidegger, el "ser-en-el-mundo" se presenta como una estructura compleja en movimiento. Siempre que se trata de buscar una interpretación del ser humano se busca su relación con una exterioridad, pero dado que el ser humano es un "ser-en-el-mundo", no es posible concebirlo sin este.
ALÉTHEIA
Una de las características que define el pensamiento de Heidegger es que el filósofo alemán cree que necesita encontrar la manera de difundir mejor sus ideas a través de las palabras y para ello innova constantemente con el lenguaje. Por eso, en sus textos tiende a cambiar el significado habitual de algunas palabras de uso común o fuerza algunas construcciones gramaticales para formar neologismos.
Heidegger necesita encontrar la manera de difundir mejor su pensamiento a través de las palabras.
Este es el caso del concepto de alétheia, un término usado normalmente por los filósofos en Occidente para referirse a la verdad. Sin embargo, Heideigger por el contrario, considera que este concepto hace referencia al surgimiento de una privación, a la ocultación.
En efecto, en griego clásico, el término alétheia se forma al añadir una "a" privativa, el equivalente al "in" castellano, al término "léthé", que significa "olvido". De esta manera, Heidegger nos hace entender que el "ser" proviene de un estado original de ocultamiento y que, por consiguiente, debe ser descubierto, conocido verdaderamente para que pueda mostrarse más allá del ente.
KEHRE, EL GIRO DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO
Con la llegada al poder del partido nazi en Alemania en 1933, a Heidegger se le premia con el puesto de rector de la Universidad de Friburgo por su adhesión al régimen. En su discurso de toma de posesión, La autoafirmación de la universidad alemana, Heidegger habla de una "misión espiritual del pueblo alemán" que deben llevar a cabo los estudiantes. Así, desde la visibilidad que le dan las aulas, Heidegger promueve la aplicación del führerprinzip, un término alemán que podría traducirse como principio de autoridad, principio de supremacía del jefe o caudillismo.
Con la llegada al poder del partido nazi en 1933, a Heidegger se le premia con el puesto de rector de la Universidad de Friburgo por su adhesión al régimen.
En aquella época llena de cambios surge la idea del kehre, una palabra alemana que puede traducirse como "el giro" y que modificará el pensamiento del filósofo. Si en una primera época, el pensamiento de Heidegger se centró en Ser y tiempo, en la cuestión metafísica a través del Dasein y la fenomenología, en esta segunda etapa se abrirá para el filósofo un horizonte de temas desde los que pensar en un sentido de interpretación de la historia.
Sin embargo, en 1934, un año después de haber asumido el cargo de rector, dimite del puesto y abandona el partido nazi. Según el historiador Hugo Ott, este hecho se habría producido por el desprecio que Heidegger decía sentir por parte del Ministerio de Educación. En uno de sus Cuadernos negros, unos cuadernillos en los que el filósofo realizaba apuntes, dice lo siguiente: "Dejo mi cargo a disposición porque ya no es posible ninguna responsabilidad. ¡Vivan la mediocridad y el ruido!". Tras tomar aquella decisión, Heidegger deja de ser miembro activo del partido nazi.
CARTA SOBRE EL HUMANISMO
En los primeros ensayos realizados por Heidegger después de la obra Ser y tiempo se empieza a vislumbrar un cambio, "el giro" antes mencionado. El momento decisivo llegará con el libro Carta sobre el humanismo, publicado en 1946. En él, Heidegger rechaza el uso habitual del término "humanismo" y pretende recuperar otro más originario en el que se ponga el foco sobre la esencia del hombre, sobre su proximidad al "ser".
Los primeros ensayos realizados tras la obra "Ser y tiempo" empiezan a vislumbrar un cambio, "el giro".
Una de sus ideas principales es el lenguaje como manifestación del "ser", el lenguaje es la "casa del ser". En su morada habita el hombre. Los pensadores y poetas son los guardianes de esa morada". Heidegger afirma que el lenguaje no es un instrumento que utilice el "ser", sino el lugar en el que habita, la relación misma entre el hombre y su ser.
Heidegger también concede a los poetas, como a su admirado Friedrich Hölderlin, la capacidad de manifestar el "ser". El filósofo considera que la poesía ha cuidado de manera exquisita el lenguaje, algo que, según él, la filosofía ha dejado de lado al limitarlo a los esquemas de la lógica. "Liberar al lenguaje de la gramática para ganar un orden esencial más originario es algo reservado al pensar y poetizar", afirma.
LA OBRA DE ARTE COMO DESVELAMIENTO
Heidegger también se interesa por el mundo del arte. En su obra El origen de la obra de arte, Heidegger relaciona la esencia del arte con la del "ser". De hecho, modifica el enfoque tradicional de la estética, la cual se centra en el gusto y que, en sus propias palabras, "no aparece más que con la metafísica y precisamente con Platón". Heidegger insiste en la necesidad de "deshacernos de los conceptos platónicos y aristotélicos que, desde el fondo de una larga historia, dirigen el acercamiento a las obras y su precomprensión".
En la obra "El origen de la obra de arte", Heidegger relaciona la esencia del arte con la del ser.
Así, la destrucción de los supuestos de la estética, que trata de acceder a la obra de arte para considerarla desde el punto de vista de ella misma, es parte de la destrucción de la historia de la ontología. Para Heidegger, "la ciencia estética no atiende a lo propio del arte, porque la obra de arte nunca presenta nada, por la simple razón de que no tiene nada que presentar". Heidegger denomina "conflicto entre el mundo y la tierra" a lo que se manifiesta en una obra de arte, las formas que empleamos para leer la realidad y que, según afirma, nos son heredadas.
LA TÉCNICA, LA ÚLTIMA FASE DEL SER
También la técnica tiene su lugar en el pensamiento de Heidegger. En su obra La pregunta por la técnica, el filósofo alemán intenta descubrir los fundamentos metafísicos de la modernidad y todo lo que implica "abordar el recuerdo interrogativo de la larga historia de la metafísica y dar un paso por debajo de la técnica, una figura de la metafísica que rige nuestro presente y planifica nuestro futuro".
Para Heidegger, la técnica moderna no se limita a su sentido trivial, que sería la puesta en marcha de ciertos procedimientos para obtener un resultado determinado. Más aún, la técnica sería un desvelamiento en virtud del cual la naturaleza se pone en marcha para liberar una energía. La técnica iría en paralelo a la universalización del pensamiento calculador "que planifica todo lo que es y que desde el principio concibió a la naturaleza como un gran mecanismo".
De esta manera, para Heidegger la técnica entonces no tiene un sentido solamente tecnológico, sino que posee asimismo una significación ontológica, que caracteriza el tipo de relación que se establece entre el ser humano moderno y el mundo que lo rodea.
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