jueves, 24 de abril de 2025

Era un toro de verdad.....

"Era un chico enfermo. Era cruel. Salía a buscar peleas. Mi padre me pegaba todo el tiempo. Así fue como aprendí."
– Jake LaMotta

Jake LaMotta no boxeaba. Jake devoraba.
Dentro del ring era un animal salvaje, un toro desbocado, un hombre que no conocía el miedo… ni el perdón. Su apodo lo decía todo: The Raging Bull. Pero su mayor batalla no fue contra Sugar Ray Robinson. Fue contra sí mismo.

Nació en el Bronx en 1922, en una familia pobre y dura. Su padre lo hacía pelear con otros niños en la calle para entretener a los vecinos y ganar unas monedas. Así fue como Jake aprendió que para sobrevivir… primero había que golpear.

Tenía un estilo único: recibía castigo, se mantenía en pie, y cuando parecía que lo tenían, contraatacaba con furia. Fue uno de los pocos que nunca fue noqueado. Su trilogía con Sugar Ray Robinson sigue siendo leyenda. A uno de esos combates se lo conoce como "el St. Valentine's Day Massacre". Y Jake, sangrando, apenas en pie, le dijo a Ray:

"Nunca me tumbaste, Ray."

Ganó el título mundial de peso mediano en 1949. Fue campeón. Rico. Famoso. Pero eso no calmó su furia.

Fuera del ring era un hombre celoso, posesivo, violento. Su matrimonio fue un campo de batalla. Desconfiaba de todos. Su carácter lo aisló del mundo. Poco a poco, su vida se fue desmoronando.

Cuando se retiró, el toro quedó sin ring… y sin rumbo. Cayó en el alcohol, en la cárcel, en la soledad. Trabajó como comediante en bares de mala muerte. Era una sombra de lo que fue. Pero en su vejez, buscó redención. Admitió sus errores. Se arrepintió. Pidió perdón.

Su historia fue llevada al cine en la mítica película Raging Bull, dirigida por Scorsese y protagonizada por un Robert De Niro que ganó el Oscar por encarnarlo. Un retrato crudo, brutal… real.

Jake LaMotta murió en 2017, a los 95 años. Un hombre que sobrevivió a miles de golpes, dentro y fuera del ring. Que vivió con furia… pero también con remordimiento.

Porque a veces, el enemigo más duro no está frente a ti en el ring.
Está en el espejo.

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