Un estilo de vida activo, que incluya un mínimo de ejercicio cardiovascular, puede tener una incidencia enorme en la edad biológica, clave para un envejecimiento saludable.
POR ÁLVARO PIQUERAS
Si hay algo con lo que todos estamos familiarizados es con el concepto de edad cronológica, es decir, nuestra edad en años (y meses) desde la fecha de nuestro nacimiento. Sin embargo, la edad biológica se refiere al punto en el que se encuentran nuestras células en el proceso de envejecimiento.
En algunos individuos el ritmo puede ser más rápido o más lento que el envejecimiento cronológico. En ciertos casos, con el paso de los años, nuestras células, tejidos y órganos pueden acumular daños moleculares que pueden acelerar la edad biológica con respecto a la cronológica. Mientras que en otros, podemos experimentar niveles más bajos de daño molecular en comparación con los nuestros semejantes, ralentizando así el envejecimiento biológico.
Esta distinción, sin ir más lejos, explica por qué puede haber variaciones considerables en el aspecto de hombres y mujeres diferentes en un grupo de personas de con idéntica edad. En este sentido, sabemos que las decisiones que tomamos en relación a nuestro estilo de estilo de vida afectan al envejecimiento biológico. Para bien y para mal.
Y es algo muy importante porque mientas la edad cronológica se basa en el calendario, la biológica no deja de ser la de tu organismo y, en última instancia, es más ‘real’. Por ello, las personas con una edad biológica inferior a la cronológica corren un menor riesgo de mortalidad y de sufrir enfermedades relacionadas con la edad y viceversa.
Evidentemente, al igual que tenemos muy interiorizada la edad cronológica, entre otras cosas porque la celebramos constantemente, conocer la biológica no es tan obvio. Sin embargo, incluso si es mayor que la cronológica es algo reversible si incidimos de la manera en nuestro estilo de vida.
El potente efecto de correr 75 minutos a la semana
En este sentido, la ciencia ha demostrado que el ejercicio podría ayudar a ralentizar los procesos de envejecimiento biológico de una persona. Y correr se ha convertido en un aliado fundamental para lograrlo.
De hecho, un estudio publicado en International Journal of Environmental Research and Public Health analizó la relación entre el tiempo dedicado a correr o trotar y la longitud de los telómeros, que protegen los extremos de los cromosomas y son indicadores clave del envejecimiento biológico, ya que su acortamiento se asocia con diversas enfermedades relacionadas con la edad.
Y los resultados del trabajo muestran que existía una asociación significativa entre correr un mínimo de 75 minutos a la semana (las directrices de la OMS de actividad vigorosa) y telómeros leucocitarios más largos. La diferencia en la longitud de los telómeros entre los que no corrían y los que cumplían las recomendaciones de actividad física representaba una diferencia de edad biológica de aproximadamente 12 años a favor de los runners.
Así pues, el hecho de correr, incluso una cantidad aparentemente tan modesta como 10 minutos al día, puede resultar decisiva para el proceso de envejecimiento biológico. Y si además nos adherimos a una dieta saludable, somos capaces de manejar el estrés y la ansiedad y descansamos de manera adecuada, estaremos potenciando mucho más nuestra longevidad. No se trata de ser perfectos en todos los ámbitos de nuestra vida porque es harto complicado. Pero sí podemos intentar ser nuestra mejor versión posible.
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