"Aprendí a pelear cargando hielo en el desierto de Sonora; así entendí que el ring es más escuela que la calle."
— Luis Ramón "Yori Boy" Campas
Desde su Navojoa natal, Yori Boy cargaba hielo en los comercios mientras soñaba con su nombre en el mundo del boxeo. Le pusieron "Yori" (hombre blanco en el idioma mayo) los entrenadores "Chava" Mendoza y Gilberto Márquez, apenas apareció en el gimnasio, porque sabían que había algo en ese joven zurdo. Debutó como profesional con fuego y no bajó el ritmo: perforó rivales, se elevó, hasta llegar al reinado mundial. En 1997 conquistó el título superwélter de la FIB, rodeado de puros sacrificios y sin luces de escenario. El 30 de marzo de 2012, llegó a 100 victorias con un nocaut devastador en el segundo round contra Mauro Lucero, poniendo su récord en ese entonces en 100-16-1 y 79 triunfos por KO. Llegó a cerrar su carrera con 101-17-3, 81 KOs. No brilló en redes, no fue promesa. Fue un guerrero incansable, fiel al ring, fiel al esfuerzo. 126 peleas, 108 victorias, título mundial y cien razones por las que, en cada esquina oscura del boxeo, su leyenda sigue viva.
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