Cornelius Boza-Edwards emigró de Uganda y se nacionalizó británico. En los Campeonatos de Boxeo Americanos (ABA) de 1976, fue derrotado rotundamente por Pat Cowdell, pero le esperaban grandes cosas. Como profesional, Boza-Edwards se convirtió en uno de los boxeadores más emocionantes de su época. Intrépido y agresivo, el zurdo viajó a Atlantic City en 1980 para enfrentarse al brillante Alexis Argüello, solo para ser noqueado en ocho asaltos. Un año después, fue cruelmente burlado por el campeón superpluma del CMB, Rafael Limón, quien invocó el trágico destino de Johnny Owen, el galés que falleció tras su combate de 1980 contra Lupe Pintor. Impulsado por la situación, Boza-Edwards derribó a Limón en el quinto asalto y ganó una emocionante decisión en 15 asaltos. A continuación, venció por nocaut técnico en el 13.º asalto a Bobby Chacón en Las Vegas, la ciudad que más tarde se convertiría en su hogar. El título lo perdió en cinco asaltos contra Rolando Navarrete en Italia, pero el guerrero africano se recuperó para alzarse con la corona europea. Una revancha en 1983 contra Chacón resultó en una pelea brutal, con ambos cayendo a la lona antes de que Chacón se llevara una merecida victoria por puntos tras 12 brutales asaltos. Boza-Edwards se mantuvo como un contendiente de talla mundial, compartiendo el ring con boxeadores de la talla de Héctor Camacho y Rocky Lockridge, antes de retirarse en 1987 tras una derrota por nocaut en cinco asaltos ante José Luis Ramírez por el título de peso ligero del CMB.
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