sábado, 22 de noviembre de 2025

Borja Quiroga, nefrólogo: "El café natural tiene elementos muy beneficiosos, aunque puede subir un pelín la presión arterial"


El experto ha aclarado cuáles son los riesgos reales y los beneficios menos conocidos del café natural, una bebida que ha pasado de ser demonizada a convertirse en un aliado inesperado para la salud


La imagen del café ha cambiado tanto en los últimos años que cuesta recordar su época más oscura. Durante décadas fue una bebida cuestionada, señalada como culpable de males cardiovasculares y prohibida para personas con hipertensión. Hoy la ciencia y los especialistas han dado un vuelco a esa percepción, especialmente al distinguir entre los distintos tipos de café que consumimos. Uno de los expertos lo ha explicado recientemente de forma clara es Borja Quiroga, nefrólogo, que ha desmontado en el programa Saber Vivir de La 2 mitos con la evidencia en la mano

 

El principal problema vino de una costumbre muy española: el café torrefacto. Quiroga recuerda que este tipo de café se obtenía al recubrir los granos con azúcar durante el proceso de tueste. El resultado era una mezcla más amarga, más oscura y, sobre todo, más perjudicial para la salud. “Se hacía un consumo elevadísimo de café torrefacto, es decir, recubierto por azúcar, tóxico y de esto no tenemos ninguna duda”, explica. Tanto es así que en algunos países su venta está directamente prohibida. España mantuvo esa tradición durante años, pero hoy los establecimientos ya apuestan de forma mayoritaria por el café natural.

Ese cambio de tendencia no es casual. El café natural aporta una serie de compuestos de interés para la salud que estaban ausentes —o quedaban anulados— en el torrefacto. Según detalla Quiroga, esta bebida es rica en antioxidantes provenientes tanto de la fracción cafeínica como de la no cafeínica. En otras palabras, no solo la cafeína importa. Hay decenas de sustancias que colaboran en procesos de protección celular, reducción del estrés oxidativo y mejora de ciertos marcadores metabólicos.

 

Eso no significa que todo valga ni que el café sea un producto inocuo para cualquiera que lo tome. Una de las preocupaciones más extendidas es el efecto sobre la presión arterial. El nefrólogo lo matiza con claridad. “Puede subir un pelín transitoriamente la presión arterial y la frecuencia cardíaca”, señala. Ese aumento, sin embargo, dura poco. Según explica, el organismo vuelve a sus cifras habituales pasado ese pico inicial, y eso evita que se considere una causa de hipertensión por sí misma. “¿Esto significa que nos podamos volver hipertensos tomando café? No, porque retornan esas cifras nuevamente a las cifras basales”, aclara.

¿Qué ocurre entonces con la cantidad ideal? Esta es la pregunta recurrente que muchos pacientes trasladan a los especialistas. Y aquí la ciencia también ha dado una respuesta más matizada de lo que se pensaba. Durante años se recomendó limitar su consumo por prudencia, pero los grandes estudios poblacionales han demostrado que un consumo moderado —e incluso relativamente alto— puede estar relacionado con beneficios a largo plazo. Quiroga lo resume con una frase que sorprende a muchos. “Sabemos que hay una asociación del número de cafés que tomamos al día y el beneficio que supone”, ha explicado.

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Ese beneficio no es menor. Los datos que menciona apuntan a un menor riesgo de eventos vasculares, una mejor evolución renal en algunos perfiles y e incluso correlaciones positivas en mortalidad global. De hecho, la cifra que manejan hoy los especialistas es notablemente más alta que las recomendaciones clásicas: hasta cinco cafés al día puede situarse dentro del rango saludable para un adulto sin contraindicaciones médicas.

El café, por tanto, ha pasado de ser el villano predilecto de los desayunos a convertirse en un aliado inesperado. Eso sí, siempre que hablemos del café adecuado y consumido de forma equilibrada. Para quienes lo disfrutan a diario, el mensaje de Quiroga resulta casi liberador: el café natural no solo no es dañino, sino que puede sumarse a los pequeños hábitos cotidianos que favorecen una buena salud. Una reivindicación para la tostadora, la cafetera y todos los amantes del primer sorbo de la mañana.

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