El experto en equipamiento y rendimiento deportivo comparte una clave que muchos runners no contemplan y que en última instancia puede ser sinónimo de problemas físicos y lesionesPOR
ÁLVARO PIQUERASUna de las peores cosas que le puede pasar a un apasionado del running es tener que parar por una inoportuna lesión. Es sin duda la peor cara del deporte y el objetivo debe estar orientado a que podamos correr en perfectas condiciones durante el mayor tiempo posible. El problema, evidente por otro lado, es que correr es un deporte de alto impacto que puede llegar a ser muy lesivo si no se toman las precauciones adecuadas.
Lógicamente, cómo planifiquemos el entrenamiento en intensidad y volumen, si hacemos entrenamiento de fuerza, el plan nutricional que llevemos e incluso el descanso pueden influir a la hora de que las molestias proliferen. Pero no es menos cierto que otros detalles que a menudo pasamos por alto pueden ser igualmente decisivos.
El factor ignorado de la superficie
Por ese motivo, hasta seleccionar con inteligencia la superficie sobre la que corremos debe tenerse en cuenta. “Está demostrado científicamente que en superficies duras como el asfalto las ondas de choque se transmiten mucho más rápido que en otro tipo de superficies y tu capacidad para amortiguarlas disminuye cuanto más rápido corres”, explica Carlos Rojo.
“Esto no me lo estoy inventando yo, lo sugiere un estudio donde se vio que la fuerza del impacto no varía tanto según la superficie, lo que marca la diferencia es la velocidad con la que ese impacto recorre tus articulaciones”, añade el experto en equipamiento y rendimiento deportivo aplicado al running en referencia a un trabajo publicado en Clinics in Podiatric Medicine and Surgery.
Así pues, en la medida de tus posibilidades, la estrategia más acertada es correr sobre diferentes superficies. “Es aconsejable intentar alternar superficies como asfalto, césped, tierra o pistas para distribuir mejor las cargas y reducir el riesgo de lesiones por sobreuso. No se trata solo de cuánto corres, sino dónde lo haces. Alternar terrenos es una de las formas más simples y efectivas de cuidar tu cuerpo a largo plazo”, zanja el divulgador.
En este sentido, suele recomendarse mucho la regla de 80-20, que se refiere a correr el 80 por ciento del tiempo sobre terrenos blandos de tierra fina o hierba y el 20 restante sobre asfalto. No obstante, no deja de ser una recomendación que no todo el mundo puede seguir.
Para esos runners que simplemente se ven obligados a transitar siempre por superficies duras como el asfalto siempre hay alternativas. “Y tranquilo que si no tienes otra opción que correr en asfalto no ocurre nada, pero invierte en un buen calzado con buena amortiguación y estabilidad”, concluye el experto.
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