domingo, 30 de octubre de 2016

El populismo del Gobierno no preparó al país para la caída de precios del crudo

 El populismo del Gobierno no preparó al país para la caída de precios del crudo



En entrevista exclusiva José Toro Hardy, economista, experto petrolero y exdirectivo de Pdvsa, analizó la recuperación de los precios del crudo en los mercados internacionales que cayeron en más de 60% desde mediados de 2014 y hasta comienzos de 2015.
Para Hardy, los mayores perdedores por la abrupta caída de precios fueron Irán y Venezuela y afirmó que la nación sudamericana, a pesar de que fue el primer país en crear fondos anticíclicos y de estabilización macroeconómica, no cuenta ahora con los excedentes del petróleo para responder al déficit fiscal.
Señaló que “un (Hugo) Chávez confiado en que los precios subirían indefinidamente, y que podrían superar los 200 dólares por barril”, invirtió los recursos excedentes del petróleo “en una desaforada política de populismo” reflejada en numerosos programa sociales que le permitieron construir y gozar de una base política importante.
Aseguró que para poder cubrir su gasto público, Venezuela necesita un barril que promedie entre 110 y 117 dólares. Sin embargo, dijo que el promedio máximo para este año es de 55 dólares el barril por lo que el país se enfrenta a un severo déficit fiscal de 18 a 20% del PIB.
A continuación la entrevista completa:
Desde febrero los precios del petróleo se han venido recuperando de la abrupta caída que registraron desde mediados de 2014 y hasta comienzos de 2015. ¿Ese repunte puede verse como un alza eventual o como una señal de recuperación sostenida?
JTH: Lo que no puede pasar es que los precios superen una barrera del orden de los 70 dólares. Esos precios a 100, 110 y 120 dólares que llegamos a ver en los mercados internacionales son muy difíciles que se den ahora, porque la tecnología ha avanzado y han surgido nuevas formas de producir petróleo. Ese es el caso del fracking (fracturación hidraúlica), una tecnología que ha permitido a Estados Unidos, que es donde más se aplica, aumentar su producción de 5 millones de barriles diarios en 2008 a 9 millones y medio de barriles día para la fecha.
También contribuye a que los precios no suban el hecho de que la economía mundial no se ha recuperado desde aquella famosa burbuja financiera de 2008, vemos como Europa no ha logrado levantar cabeza, como en países como Francia, España e Italia no se está reactivando la demanda de petróleo (…) vemos la economía china desacelerando de manera importante, sigue creciendo pero a tasas del 7% cuando llegó a crecer a tasas del 12%, y ese crecimiento no es suficiente para estimular un aumento en la demanda de petróleo.
Lo mismo pasa en economías como Brasil, Sudáfrica, están en una situación de desaceleración y en algunos casos cayendo en recesión (…) frente a una situación como esa donde no está creciendo la demanda es difícil prever aumentos sostenidos en los precios.
¿Los precios podrían volver a caer este año o podrían estabilizarse para el segundo semestre?
JTH: Podría ocurrir que caigan, lo que no creo es que vayan a subir sustancialmente. Creo que van a mantener un cierto equilibrio, un nuevo equilibrio en torno a los 60 y 70 dólares el barril, por ahí estarán oscilando, pero eventualmente pueden experimentar caídas. Fíjate, en el invierno americano, que es un invierno particularmente crudo donde históricamente los precios se disparan, eso no ocurrió, los precios no se dispararon, bajaron.
Otra de las razones por las cuales es difícil prever que los precios subirán es porque se produjo una fractura en la OPEP, el mercado petrolero mundial experimentó un cambio de estructura, las estructuras tradicionales están cambiando aceleradamente, aunque no puedo predecir a futuro, al menos por este año no creo que los precios puedan superar los 70 dólares el barril.
¿El barril a cien dólares es ya una utopía?
JTH: Yo creo que no volverá a verse más, es cosa del pasado. De hecho se están desarrollando nuevas tecnologías, vemos como muchas empresas petroleras de las grandes, de las que llamaban las siete hermanas, están cambiando sus estrategias, están tratando de dirigirse hacia otros tipos de combustibles porque consideran que ya el petróleo no va a ser el mismo negocio que fue antes.
La OPEP decidió mantener su producción en 30 millones de barriles diarios por seis meses más, a pesar de que algunos de sus países miembros como Venezuela, Argelia, Angola y Libia apelaban por un recorte en el bombeo para presionar un alza en los precios. ¿Es esta una decisión acertada o es necesario hacer cambios?
JRH: Los países árabes ya no quieren recurrir a la vieja táctica que se inició en 1982, de bajar la producción cada vez que caían los precios para a través de esa vía provocar una escasez de petróleo en el mercado y que los precios subieran. Los países árabes están convencidos de que si mantienen la misma política van a lograr que los precios suban, pero también van a lograr que se estimulen las inversiones en el nuevo tipo de petróleo o gas en lutitas que obtienen países como Estados Unidos y que podría desplazar mercados petroleros de manera más permanente.
En el caso de Venezuela vemos que el crudo nacional ha venido recuperándose, la semana pasada cerró en 56,73 dólares el barril, ¿cómo analiza esta escalada? ¿Es suficiente para una economía que depende de esa renta?
JTH: Es absolutamente insuficiente, hay un estudio en The Economist y otros en varios medios especializados que señalan que, para poder cubrir su gasto público, Venezuela necesita precios por el orden entre 110 y 117 dólares por barril. Si alcanzamos este año un promedio de 55 dólares el barril va a ser muy bueno, pero estamos enfrentados a un severo déficit fiscal.
Para el país va a ser muy difícil superar esta situación al menos dentro del modelo económico que actualmente se está aplicando. Si existiese un cambio de modelo que produjese mayores garantías a las inversiones privadas nacionales o extranjeras, si estuviesen dadas las condiciones para que la economía se reactivase y pudiese producir más actividad (…) pero lo que todos los estudios muestran es que este año Venezuela va a tener una contracción de su economía de al menos 7% y una inflación que pudiese oscilar entre 120 y 150%. Eso es realmente una situación dramática para la población.
¿Es esta la peor crisis económica que atraviesa el país?
JTH: Estamos atravesando por lo que probablemente es la peor crisis económica en la historia de Venezuela, y lo peor es que tenemos un Gobierno que está manejando por razones ideológicas y dogmáticas una serie de posiciones que contribuyen a agravar la situación.
Por ejemplo, parece evidente que el país, frente a un déficit fiscal por el orden del 18 y 20% que vamos a tener este año, debería buscar cómo resolverlo, ya no tenemos financiamientos del exterior, los préstamos son costosos, hemos tenido que recurrir a pignorar oro (…) eso manda malísimas señales al mercado y son tan malas las señales que hemos encontrado un mercado paralelo esquizofrénico, que un día está en 370 bolívares, cuatro días después llega a 420 bolívares y después vuelve a bajar, eso le hace un daño enorme a la economía sobre todo al sector comercial. No hay dólares disponibles para alimentar y hacer que funcione una economía que es absolutamente dependiente de las importaciones.
Bancos inversores como BancTrust han informado que el déficit de caja en Pdvsa puede alcanzar 19,3 millardos de dólares al cierre de 2015, ¿cómo se está resolviendo este déficit? Hay quienes señalan que la solución ha sido la continua impresión de dinero inorgánico…
JTH: Con un déficit de flujo de caja de ese tamaño, para poder seguir funcionando necesita al menos bolívares. ¿Cómo se resuelve ese problema? En Venezuela, muy fácil, el Banco Central (BCV) imprime bolívares y se los entrega a Pdvsa, pero esos bolívares se incorporan al sistema monetario, pasan a incrementar la masa monetaria y eso presiona fuertemente los precios, pero no sólo los precios de los productos o bienes, es que como no hay suficiente oferta de bienes y hay esta escasez tremenda, buena parte de esos bolívares que imprime sin respaldo el BCV se desvían hacia la compra de dólares en el mercado paralelo, alimentando de una manera muy fuerte la demanda de divisas en ese mercado, que aunque es porcentualmente pequeño dentro del total de las divisas que usan en Venezuela, se ha llegado a transformar en el marcador en el comercio y en el sector industrial que ya no están seguros de poder obtener dólares a través del Simadi, del Sicad o Cencoex.
En cuánto al déficit fiscal que usted lo calcula entre el 18 y 20%, Venezuela ha recurrido a la búsqueda de nuevos préstamos, ¿cree que logre cubrir ese déficit?
JTH: No creo que lo consiga tapar, es muy difícil porque todas las calificadoras de riesgo de manera unánime, no hay una sola en el mundo, que no esté hablando del altísimo riesgo que corre la deuda soberana de Venezuela de impago el año que viene. La que más duramente lo ha estado diciendo es Dagon, la más grande calificadora de riesgo de China, un país que ha sido una posibilidad de financiamiento para Venezuela.
Dagon ha ido más allá que las demás calificadoras de riesgo y está hablando de problemas de disturbios sociales, de un país donde la sociedad fue acostumbrada a recibir bienes que el Gobierno con mano generosa podía dar en medio de una política de populismo, pero que ya no está en condiciones de hacerlo, lo que va a crear un malestar social importante y eso representa riesgos de inestabilidad política.
Nadie le presta a Venezuela hoy día si no es a unas tasas elevadísimas. En el caso de China, no presta para resolver un problema de déficit fiscal, presta nada más que para proyectos concretos, no da liquidez y la poca que da, al menos la mitad, hay que destinarla a la comprar productos chinos, esa es la razón por la cual ya hemos comprado tres satélites chinos que nadie sabe muy bien para qué necesitamos tres (…) la quincallería china se está apoderando de Venezuela aun en cosas que no necesitamos, sencillamente porque nos prestan para comprarle cosas a ellos.
¿Puede a través de otros métodos, como los acuerdos de pago que pueda lograr con Jamaica por el envío de crudo a través de Petrocaribe, o la pignoración del oro, conseguir suficientes recursos?
JTH: Se pueden conseguir recursos relativamente bajos (…) pueden obtener para resolver el problema de un trimestre, pero no serán suficientes para resolver el problema gravísimo en que ha caído la economía venezolana. Vienen momentos difíciles, momentos inciertos, porque hace tiempo el Gobierno debió tomar medidas económicas importantes y no se atreve a tomarlas, en parte por razones ideológicas y dogmáticas y porque este es un año electoral.
¿Una de esas medidas es el aumento del precio de la gasolina?
JTH: Económicamente es indispensable hacerlo, políticamente el Gobierno quiere correr la arruga, pero llega un momento en que cuando corres la arruga y llegas al borde te vas por el precipicio (…) si aquí la gasolina se empieza a subir paulatinamente, la gente lo irá aceptando, pero cuando llega el agua al cuello y tienes un déficit fiscal que ya no te deja respirar, entonces tienes que hacer un gran aumento en el precio y ese es el aumento que trae problemas, pero es el que se necesita.
Estamos hablando de que el ajuste podría generar al país 12.000 millones de dólares al año a un precio que pudiera estar en el orden de 4 bolívares el litro. En tan grave el problema de la gasolina que ya no estamos produciendo ni siquiera para el consumo, estamos importando de Estados Unidos y de otros países a precios internacionales para venderla por debajo de lo que cuesta producirla en Venezuela, el déficit que eso deja es de ese orden, 12.000 millones de dólares. Al menos se tendría que tratar de cubrir el costo de la producción.
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¿Los países estaban preparados para la caída de los precios del crudo?
JTH: Los países árabes estaban preparados para esta crisis, vemos como Arabia Saudita tenía casi 800.000 millones de dólares disponibles para enfrentar esta situación, Kuwait 250.000 millones de dólares (…) el único país exportador de petróleo importante que no tenía ningún fondo de estabilización para enfrentar esto es Venezuela.
¿Por qué Venezuela no cuenta con un fondo de estabilización?
JTH: El caso de Venezuela es particularmente doloroso, porque entre todos los países de la OPEP el primero que comprendió que los precios del crudo eran volátiles fue Venezuela. Para el año de 1960, durante el gobierno de Rómulo Betancourt, se aprobó el primer fondo anticíclico, que era un fondo de estabilización macroeconómica, que consistía en que cuando había un superávit fiscal más allá de un determinado punto, el Gobierno estaba obligado por ley a capturar esos recursos excedentarios y llevarlos al fondo, y sólo podían ser utilizados cuando había un déficit fiscal. Ese fondo fue copiado y mejorado en Europa.
Durante el gobierno de Caldera también existió un fondo similar (…) Hoy en día, el mismo concepto pero bajo distintas formas, lo están aplicando muchos países de la OPEP, entre ellos Arabia Saudita (…) pero al presidente Chávez le pareció muy mala idea lo del fondo, él estaba convencido que los precios del petróleo iban a seguir subiendo indefinidamente y pensaba que iban a superar los 200 dólares el barril.
Pero Chávez no eliminó el fondo como tal, se siguieron capturando los excedentes pero no para ahorrarlos. Creó el Fonden que capturaba la mitad del precio del petróleo y desde allí esos recursos se gastaban en un presupuesto paralelo que no era aprobado, controlado ni supervisado por nadie. Los excedentes fueron directo al Fonden y ya no existen, no hay estados financieros de ese fondo, lo único que se sabe que ahí no hay nada. El Gobierno utilizó esos recursos en una política de populismo desaforada, pero que le permitió crear una base política importante.
Usted ha dicho que los precios del petróleo no superarán este año los 70 dólares y que la economía de Venezuela necesita un barril de más de 100 dólares, ¿en qué escenario coloca esto a Venezuela?
JTH: Venezuela necesita urgentemente un cambio de modelo económico, porque dentro del actual modelo el futuro es muy negro. Sencillamente se acabaron los recursos, los precios del petróleo aportan el 96% de los dólares que ingresan a Venezuela y no hay otros sectores capaz de producir esas divisas (…) hay que buscar otra vez una apertura de la economía, donde se recurra a los fundamentos sensatos de la ciencia económica y no que se utilice la economía con fines políticos.
Cuba está enfrentado un modelo similar, desde la revolución cubana la isla se convirtió en un país vividor, porque dejó de producir, porque el sistema político que le impusieron no le permitía hacerlo. ¿De qué vivía Cuba? Vivió durante muchos años de lo que le daba la Unión Soviética, pero pocos años después de la caída de los precios del petróleo en 1982, Gorbachov (presidente de la Unión Soviética de 1989 a 1991) se tuvo que enfrentar al fracaso rotundo del comunismo y con una economía hundida comprendió que ya no podía seguir sosteniendo a los países de la órbita soviética, ni tampoco a Cuba.
Luego, el ingenioso Fidel encontró la oportunidad de resolver sus problemas conquistando a un solo hombre, a Hugo Chávez, con lo cual se apoderó de un país entero y empezó a vivir con ayudas de todo tipo provenientes de Venezuela que superó con creces a la recibida de la Unión Soviética. Pero si algo tienen los hermanos Castro es su capacidad de anticipar situaciones. Comprendieron que la manguanga está llegando a su fin, porque el modelo comunista que se ha estado implantando en Venezuela no funcionó ni en la isla ni en otros países, incluso ni en China.
Pero ahora Cuba está creando, al igual que lo hizo Deng Xiaoping, sucesor de Mao en China, un sistema de capitalismo neoliberal para que vengan las inversiones extranjeras a resolverle los problemas de su economía, fueron esas mismas inversiones las responsables del espectacular crecimiento económico que ha experimentado China desde entonces. Para ello, Cuba busca un acercamiento con Europa y Estados Unidos, así como el restablecimiento de relaciones diplomáticas con el último y la reincorporación de Cuba a la OEA.
¿Este modelo que usted dice está creando Cuba, basado en la teoría china “un país dos sistemas”, podría replicarlo Venezuela?
JTH: El problema es que Venezuela está tomando el camino contrario. Así como Raúl Castro ha tomado como modelo el de Deng Xiaoping, en Venezuela se está tomando como modelo el de Mao Tse-Tung, que lo quería controlar todo, que quería que el Estado fuera dueño de todo y eso lo que hace es profundizar, agravar, es empezar a escarbar cuando ya llegamos al fondo del hueco y las consecuencias van a ser muy graves para los venezolanos. Eso termina por generar un cambio de modelo.
A Cuba le interesa que Venezuela siga en el modelo actual porque le garantiza ese maná, más recursos, en tanto su otro modelo tipo Deng Xiaoping le empieza a rendir frutos.
Desde hace dos años se advierte el colapso del modelo económico actual, ¿estamos en medio de ese colapso o aún no se ha tocado fondo?
JTH: Todas las evidencias de colapso están ahí, la escasez brutal a la que está sometida en este momento la población venezolana, la paralización progresiva del sector industrial, la falta de dólares, la falta de divisas, la caída del Producto Interno Bruto (PIB), el aumento del déficit fiscal, la dificultad de acceso a los financiamientos, todo eso termina desembocando en algo.
Eso mismo pasó en otros países de América Latina, no somos los únicos (…) y donde pasó, eso desembocó en grandes procesos de estanflación, es decir el estancamiento del aparato productivo más inflación y ese es el peor cáncer de una economía. Cuando se llega a ese punto, y ya estamos llegando, todas las medidas que se puedan tomar para curar el estancamiento agravan la inflación, y todas las medidas que se puedan tomar para tratar de frenar la inflación agravan el estancamiento.
¿Cuándo eso ocurre, qué pasa?
JTH: Lo que se produce es un desgarro del tejido social, ese desgarro termina produciendo grandes inestabilidades políticas. De ahí la sociedad puede tomar varios caminos, un camino es la violencia, Dios quiera que no lleguemos a eso, otro camino es el que tomaron las demás sociedades latinoamericanas cuando tenían dictaduras y cuando llegaron a procesos de estanflación. ¿Qué ocurrió? Cuando los dictadores vieron que el agua les llegaba al cuello lo que terminó imperando fue el instinto de conservación, todos llamaron a la oposición para pedir leyes de amnistía para luego convocar elecciones. Eso pasó en Brasil, en Argentina, en Perú, Bolivia y Ecuador.
Quizá ese sea un camino que pueda producirse en Venezuela (…) muchos dicen que la gran diferencia entre Venezuela y los demás países de Latinoamérica es la enorme influencia que Cuba tiene en Venezuela, que Cuba lo supervisa todo, Cuba maneja la inteligencia y que eso impediría que Venezuela pueda llegar a la situación que se vivió en Brasil, Argentina, entre otros (…) el detalla está en que a Cuba tampoco le va a interesar mantener esto, una vez que le empiece a rendir frutos su camino Deng Xiaoping nosotros llegaríamos a ser un peso, un lastre para la isla.

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