Nadie se llama a engaño en la Venezuela actual. Todos sabemos de qué se trata y hacia dónde quieren conducirla quienes tienen la responsabilidad fundamental de dirigirla. No hay espacio para la duda. Tampoco podrá justificarse ambigüedad alguna o ciertas “imparcialidades” que responden más a complicidad que a convicciones profundas.
La supuesta elección de la constituyente comunal ha sido una clara demostración de la validez de cuanto hemos venido diciendo a lo largo de estos años. El fraude, el disimulo, la mentira y la violencia física e institucional no han sido suficientes para doblegar la vocación libertaria de nuestro noble y bravo pueblo. La lucha final se profundiza ahora, en estos días terribles en los cuales la confrontación subirá de tono y pondrá al régimen contra las cuerdas, con las rodillas flojas y la mente distraída sin entender que llegó el final. No hay solución posible a esta crisis sin la salida de Maduro y ese indeseable alto gobierno cívico-militar, Cuba incluida. Ya se trata de una lucha de liberación nacional que trasciende un simple cambio de quien ejerce la jefatura del poder ejecutivo. Abarca la reinstitucionalización de todas las ramas del poder público, con la sola excepción de una Asamblea Nacional electa democráticamente con más de las dos terceras partes de sus miembros enfrentados al régimen.
Particular importancia adquieren tanto el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral y el mal llamado Poder Moral con la sola excepción de la titular de la Fiscalía General, aunque la institución también deberá ser revisada. Todo este drama de tristeza y vergüenza llegará pronto a su final definitivo e irreversible. Deben erradicarse para siempre, entre otras cosas, los insultos, las ofensas y las amenazas en las luchas estrictamente políticas, inaceptables en cualquier sociedad democrática. También el desprecio por la comunidad internacional, continental y mundial, hoy enfrentada mayoritariamente a este régimen y solidaria con la valiente lucha que libran nuestros heroicos combatientes. Especial mención debemos hacer de la Conferencia Episcopal Venezolana, ejemplo de responsabilidad y certera guía en la lucha por la liberación.
Venezuela está preparada para enfrentar exitosamente el futuro desde el presente. En todos los ámbitos y para todos los problemas, incluidos salud, educación y economía, hay planes y proyectos concretos. También la gente capacitada para adelantarlos con éxito.
Sin que desaparezca el optimismo debemos prepararnos para la etapa que ahora se inicia. Quizás sea más dura de lo que hemos vivido en estos meses. Pero, la victoria está próxima. Nadie ni nada, podrán impedir que Venezuela viva en los próximos días una de las páginas más gloriosas de su historia.
oalvarezpaz@gmail.com
@osalpaz
@osalpaz
No hay comentarios:
Publicar un comentario