Arranca el simposio anual de banqueros centrales mundiales en en el idílico enclave natural en Wyoming con la baja inflación trastocando las estrategia
Vista del enclave de Jackson Hole, en Wyoming |
Diez años después de que la Reserva Federal empezara a movilizar su arsenal para combatir la Gran Recesión, los grandes gurús de las finanzas tratan de entender por qué la economía global no rinde como debería. Ese será el tema central de las discusiones en la conferencia anual de banqueros centrales de Jackson Hole, que tendrá como estrellas principales a Janet Yellen y Mario Draghi, su igual en la zona euro. Ambos intervienen mañana.
La cita en el idílico enclave natural en Wyoming, que arrancó en 1978, es un paso obligado para que los banqueros centrales, ministros de finanzas y grandes figuras del mundo académico discutan sobre la economía global de una manera informal. El tono de los debates, de hecho, suele ser muy técnico y de carácter privado. Durante la última crisis, sin embargo, se convirtió en una especie de Davos.
El momento es extraño. La mayoría de las economías mundiales crecen. Pero lo hacen por debajo de su potencial. El daño de la última crisis fue de tal calibre que trastocó las reglas. La teoría económica dice, por ejemplo, que una mejora del mercado laboral lleva a un alza de los salarios y de los precios. Pero está vez no está pasando y la inflación está persistentemente por debajo del nivel objetivo del 2%.
Jackson Hole es el escenario utilizado por la Fed para comunicar cambios en su estrategia. Esta podría ser la última intervención de Yellen en el simposio, si finalmente no es designada para continuar un segundo mandato. Como el discurso de Draghi, sus palabras se analizarán hasta la última coma buscando cualquier detalle que indique cómo van a proceder con la retirada de estímulos.
La próxima reunión de la Fed se celebra el 19 y 20 de septiembre, tras la que es muy probable que se active el mecanismo para empezar a desprenderse de deuda. El acta del encuentro a final de julio, sin embargo, revela que hay división sobre la marcha de los tipos porque cuesta entender por qué la inflación sigue persistentemente tan baja en una situación de pleno empleo y con los mercados en máximos.
Esta discrepancia en el deseo colectivo, sin embargo, es suficiente para crear dudas sobre un nuevo incremento a final de año. El precio del dinero en EE UU se mueve en una banda del 1% al 1,25%, tras dos incrementos este año. Janet Yellen, por tanto, tiene la opción de aclarar las cosas aunque existe el riesgo real de que recurra a un lenguaje que pueda indicar que necesita más evidencias.
Hay un factor adicional de incertidumbre. Los mercados no pierden de vista el drama político en Washington, que está trastocando toda la agenda económica del presidente Donald Trump. El inquilino de la Casa Blanca amenaza ahora con vetar el presupuesto para 2018 si no incluye fondos para construir el muro con México, lo que llevaría a una parálisis del Gobierno al cambiar de ejercicio el 1 de octubre.
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