Amador Guallar
9.500 menores mueren cada año debido a esta enfermedad "fácilmente curable", según UNICEF.
En España, la diarrea es una enfermedad más cercana a la molestia física que al peligro de muerte. Basta con acercarse a cualquier farmacia y comprar uno de los múltiples fármacos que rápidamente acaban con ella. En Afganistán, la diarrea es una plaga que mata a 26 niños menores de cinco años al día, según ha informado UNICEF. Una pestilencia "fácilmente curable", explica Adele Khodr, la máxima representante de esa agencia de la ONU en el país, pero que, combinada con los altos niveles de desnutrición, se está llevando por delante a una generación entera de afganos y afganas. "Usar un lavabo en condiciones o tener agua potable para lavarse las manos son, literalmente, cuestiones de vida o muerte" para los más pequeños, sobre todo los que malviven en los cientos de campos para refugiados situados por todo el país, en los que se hacinan más de un millón de personas desplazadas por el conflicto. Los pobres entre los más pobres, cuyos hijos e hijas viven de la mendicidad y la búsqueda de comida en la basura, pugnando con perros callejeros y ratas grandes como conejos para alimentarse de las sobras, en su mayoría alimentos en muy avanzado estado de descomposición. Un hecho más que evidente en la capital del país, donde hordas de pequeños vistiendo harapos se concentran alrededor de los múltiples basureros al aire libre que hay en la ciudad, o rebuscando en las alcantarillas de la calle -en Kabul el sistema de saneamiento da directamente a ésta y está abierto-, merodeando en los bazares a la búsqueda de un trozo de pan, o malviviendo en las orillas del fétido río de Kabul, que sigue siendo el vertedero natural de la ciudad y que, hoy por hoy, es uno de los factores clave que contribuyen a las más de 3.000 muertes al año en la capital a consecuencia de la polución y la degradación del medio ambiente, según cifras de la Organización Mundial de la Salud. "A pesar de que, por primera vez, el número de niños que mueren por diarrea al año está por debajo de los 10.000, la enfermedad todavía mata a 9.500", explica el comunicado de UNICEF. "Las muertes por diarrea son especialmente trágicas porque es una enfermedad fácilmente curable", una dolencia que debido a los altos niveles de insalubridad en muchas de las poblaciones del país, la han convertido en una tragedia que mata a más civiles que el conflicto armado en el que, desde hace diecisiete años, Afganistán se encuentra inmerso. "Las muertes relacionadas con la diarrea representan el 12% de las defunciones de los menores de cinco años", explica Khodr, las cuales sólo este año han alcanzado el escalofriante número de 80.000 fallecimientos, la mayoría de ellos reportados entre los 1.2 millones de niños que sufren malnutrición y enfermedades derivadas de la descomposición estomacal, las cuales se agravan debido a la falta de higiene en la alimentación. Los programas comunitarios salvan vidas La única solución posible para abordar y detener este problema es "proveer, sin demora, a todas las poblaciones y aldeas el necesario acceso al agua potable", añade la representante de UNICEF que, además, considera "crucial" el mantenimiento de los programas humanitarios que la ONU y diversas ONG llevan a cabo entre las comunidades para mejorar las prácticas relacionadas con la higiene. "Los programas a nivel comunitario son el instrumento más efectivo para salvar vidas", indica Khodr. Uno de estos programas, situado en el distrito de Nili, en la provincia de Daykundi, en el centro del país, se ha convertido en la primera victoria a gran escala en la guerra contra la diarrea, después de que el pasado noviembre fuese declarado, durante una ceremonia en el Gobierno provincial, como el primer distrito completamente libre de "defecaciones al aire libre", según indica el comunicado de UNICEF. "Los consejos de varias ciudades y aldeas lideraron el proyecto cuyo objetivo era identificar las zonas ideales cerca de sus casas para la construcción de lavabos cerrados". Un proceso que no ha estado exento del consecuente "shock cultural, la vergüenza ajena, la repugnancia" y, más tarde, "el orgullo por parte de las familias que no tenían lavabo en casa y han decidido construir letrinas comunitarias", para acabar con la plaga asesina que se estaba cebando con los más pequeños viviendo en el distrito. En 2017, UNICEF ha implementado este tipo de programas, conocidos como WASH (por sus siglas en inglés), en "500 comunidades que ahora están totalmente libres de las enfermedades relacionadas con la diarrea". Otras organizaciones no gubernamentales como Acción contra el Hambre, ActionAid o USAID, entre otras, hace años que también cuentan con este tipo de iniciativas, pero el progreso es lento y la guerra en el país sólo hace que agravar la situación debido a la falta de acceso del Gobierno al 48% del país, el cual está en manos de los yihadistas.
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Fuente:Amador Guallar, 5 de Noviembre de 2017. La diarrea mata a 26 niños al día en Afganistán.www.elmundo.es
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