Es la hora de Carlos Carrasco
El emergente
Carlos Carrasco salió cojeando de su más reciente presentación en los juegos de exhibición, tras recibir una línea en el pie izquierdo y con 6.14 de efectividad en seis presentaciones. No ha sido un Spring Training feliz para el larense, y sin embargo, nadie está preocupado.
Ignacio Serrano
Zimbio.com |
El derecho está tomándose su tiempo para llegar listo a la semana inaugural. La pretemporada no es cuestión de números. Es asunto de tempo. Es el momento de ponerse a tono, de lograr la mejor forma física y el ritmo sobre el montículo.
Ya habrá tiempo para los numeritos. Y Carrasco, de hecho, los ha puesto. Fue el mejor abridor venezolano en 2017. Más allá del bajón de Félix Hernández y de los altibajos que impidieron a Junior Guerra repetir su notable cosecha de 2016, brilló con el mejor balance de su carrera y uno de los más sólidos desempeños entre lanzadores del patio.
Por primera vez completó 200.0 innings. Logró un tope personal con 226 ponches y también con 32 aperturas, 18 victorias y 3.29 de efectividad. Compartió el liderato de triunfos en la Liga Americana, abanicó a casi cinco rivales por cada boleto y permitió menos de un jonrón por cada nueve episodios.
La temporada del barquisimetano fue excepcional. A sus 30 años de edad, llegó al pináculo que se le auguraba desde sus tiempos en las Menores, cuando nos hacía suponer que pronto dejaría de lanzar en la LVBP y se convertiría en estrella.
La gran cosecha de Carrasco pasó en cierto modo desapercibida. Ya es uno de los pitchers más notables de la Americana, ¿quién lo duda? Fue cuarto en la votación del último premio Cy Young. Pero todavía no causa el revuelo que en su momento causaron Johan Santana y el Rey Félix, a quienes ha heredado como el número uno en el staff nacional.
Esta que comienza es su campaña. Aunque el 21 de este mes cumplió 31 años de nacido, está en pleno auge. Santana y Hernández comenzaron la línea descendente en este momento, pero algunas diferencias les separan. El merideño acumulaba más de 1.700 entradas al llegar a esa justa, precisamente el torneo en el que sufrió su primera gran lesión. El carabobeño ya pasaba de 2.400 y también era víctima de dolencias físicas.
Carrasco apenas ha recorrido 902 actos y un tercio, un trecho que, si bien es muy corto para encontrar grandes cosas al mirar atrás, le permite llegar a este momento del camino con mejor físico.
El inconveniente que recortó su desempeño en 2016, de hecho, no se debió al exceso de uso, sino al infortunio de recibir una conexión en la mano, lo que le causó una fractura y le envió al quirófano. Hoy parece combinar, por fin, fortaleza y consistencia.
Muchos todavía no le ven en el mismo club que su compañero Corey Kluber, Chris Sale o Justin Verlander. Quizás sea porque tener a Kluber en la misma rotación opaca en cierto modo su vuelo. O tal vez sea que muchos siguen esperando un balance todavía mejor que ese que acaba de poner, producto de los tiempos en que fue considerado un prospecto excepcional y producto de los momentos de brillo que ha tenido desde 2014.
Carrasco ya es uno de los mejores pitchers del beisbol. En los últimos cuatro torneos promedia 3.24 de efectividad, con 9,9 ponches y 2,1 pasaportes por cada 9.0 innings, con 134 de efectividad ajustada. Está en la élite. Y ahora le toca demostrarlo.
Columna publicada en El Nacional, el sábado 24 de marzo de 2018.
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