Por Rick Warren
“Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno”. 2 Corintios 4:18 (NVI) Dios nos creó para vivir en el cielo con él por la eternidad. El cielo es nuestro hogar, no la tierra. Ese es el por qué algunas veces experimentamos descontento e insatisfacción en la vida. ¡No somos completamente felices porque no deberíamos estarlo! De otra manera, podríamos pensar que podemos vivir sin Dios. Él nos creó para anhelar algo mucho mejor –un hogar en el cielo con Él. Un pez nunca será feliz viviendo en la tierra, porque fue hecho para el agua. Un águila nunca se sentirá satisfecha si no se le permite volar. Nunca te sentirás completamente satisfecho en la tierra, porque fuiste hecho para más. Tendrás momentos felices aquí, pero nada comparado con lo que Dios ha planeado para ti. También es el por qué las promesas de Dios parecen incompletas, algunas oraciones parecen no ser contestadas, y algunas circunstancias parecen injustas. Pero esto no es el fin de la historia. Darse cuenta de que la vida en la Tierra es simplemente temporal debería cambiar radicalmente nuestros valores. Los valores eternos, no los temporales, deberían ser el factor decisivo para tus decisiones. Como C. S. Lewis observó, “Todo lo que no es eterno, es eternamente inútil”. La Biblia nos dice “Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno” (2 Corintios 4:18 NVI). Reflexiona sobre esto:
- ¿Cuáles son las cosas que permanecerán en tu vida?
- Al tener una perspectiva eterna, ¿Cómo cambia los aspectos diarios de la vida como las metas, planes, agendas y relaciones?
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