El gobernante venezolano Nicolás Maduro quedó muy mal parado en las elecciones del domingo. Buscaba demostrar a las inconformes fracciones del chavismo que aún contaba con suficiente respaldo popular para seguir liderando la revolución, y la inmensa abstención dejó en evidencia precisamente lo contrario.
Haberse empeñado en realizar las elecciones, pese a las advertencias de la comunidad internacional, solo ha servido para incrementar el riesgo de más sanciones.
Ahora que las demandas de acreedores internacionales por incumplimiento de pagos están poniendo en riesgo las operaciones petroleras, Maduro enfrenta uno de los momentos más difíciles en la historia del chavismo, con solo un arma a mano en su arsenal: la represión.
“Esto, inevitablemente, va a incrementar dramáticamente los riesgos que corremos los venezolanos”, advirtió la dirigente opositora María Corina Machado en una reciente entrevista telefónica con el Nuevo Herald.
“Yo veo una etapa de enorme represión, que ya están planificando no solo contra la sociedad civil, sino también contra el Ejército y contra las Fuerzas Armadas.
Van a actuar contra oficiales y soldados, que aún están conscientes de su responsabilidad histórica y que hoy entienden que lo que se ha instaurado en Venezuela es un estado fallido, bajo el control de un régimen forajido”, agregó.
Y los arrestos no se han hecho esperar.
Al menos 11 oficiales de la Armada y la Aviación de Venezuela, bajo sospecha de estar implicados en un supuesto complot contra el gobierno, están tras las rejas en lo que es visto como el inicio de una “cacería de brujas”.
Las detenciones, reportadas por la ONG Foro Penal, se produjeron poco antes de que Maduro expulsara del país a los dos diplomáticos estadounidenses de más alto rango, a los que acusa de formar parte de la conspiración.
“Maduro se siente inestable y su principal amenaza no proviene de la oposición ni del imperio [Estados Unidos]”, dijo a través de su cuenta de Twitter, Rocío San Miguel, presidenta de la ONG Control Ciudadano para la Seguridad, organización dedicada a estudiar los temas militares en el país petrolero.
El gobierno se siente amenazado por los militares, quienes al igual que la inmensa mayoría del pueblo venezolano están siendo afectados por la crisis política, social y económica que agobia al país suramericano, agregó San Miguel.
Bajo el actual escenario de acelerado colapso económico y creciente descontento dentro de todos los sectores de la población, Maduro no tendrá más alternativa que acelerar el proceso de instaurar un régimen castrista en el país, utilizando la cuestionada Asamblea Nacional Constituyente para formalizar el denominado estado comunal, políticas que incluyen la eliminación de la votación directa, advierte Russ Dallen, socio gerente del banco de inversión Caracas Capital.
“En la medida que el país entra en esta nueva fase, nosotros prevemos un incremento de la inestabilidad, vulnerabilidad, crueldad e ingobernabilidad del país, mientras el régimen de Maduro trata de terminar el proceso de destrucción de lo que queda de las instituciones democráticas del país”, dijo Dallen en un informe.
“Para contrarrestar las mayores probabilidades de agitación doméstica, el régimen seguirá arrestando a más soldados mientras Maduro hace llamados para emprender el diálogo, la reconciliación y la paz, y simultáneamente emprende esfuerzos por consolidar el control del régimen”, agregó.
Estos pasos ahora son apremiantes, particularmente ante el hecho de que Maduro no logró demostrarle al mundo que la Revolución que preside sigue contando con el respaldo del pueblo venezolano.
El domingo por la noche, el chavista Consejo Nacional Electoral anunció que Maduro había salido victorioso en unos comicios en el que habían votado el 46 por ciento de los electores (9.13 millones), pero el anuncio contrasta con las abundantes imágenes de centros de votación vacíos que fueron divulgadas durante todo el día por las agencias internacionales de noticias.
Según la encuestadora Meganalisis, firma que realizó un sondeo a boca de urna el día de la elección, el número real de electores no superó los 3.6 millones, lo que representa 18 por ciento de los 20.5 millones de votantes inscritos.
Y muchos de los que decidieron asistir, lo hicieron bajo el chantaje gubernamental de perder el acceso a los alimentos de los programas sociales. En un país que se encuentra en plena etapa de hiperinflación y aguda escasez de productos, tener acceso a ese programa es para muchos la diferencia entre la vida y la muerte.
Registrar esos resultados, propina un duro golpe a Maduro en momentos en que intenta convencer a los militares y a sus seguidores dentro del chavismo de que aún es capaz de superar la actual crisis.
“El tema electoral de Maduro buscaba fundamentalmente, al corto plazo, quitarse de encima la presión que estaba sintiendo dentro del propio chavismo, proviniendo de los propios sectores estratégicos de la revolución que veían con estupor el desastre que estaba generando”, explicó desde Caracas Óscar Vallés, jefe del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad Metropolitana.
“Buscaba con esta elección enviar el mensaje a lo interno de que él personalmente todavía tiene pueblo que le respalda y que él sigue siendo el jefe de la revolución. ‘Ustedes podrían estar descontentos, pero el pueblo me está eligiendo a mí’”, comentó.
Es difícil que eso pueda decirse ahora con los resultados del domingo, al tiempo que haber insistido en realizar los comicios parece estar acentuando el ambiente en Washington y América Latina para aplicar aún más sanciones al régimen bolivariano, dijeron analistas.
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