Después de que la ex chica Disney pasara por la cárcel y por clínicas de rehabilitación, anuncia que dejó atrás su tormentoso pasado. En 2016 había sufrido violencia de género.
Adiós a los excesos, las malas compañías, las relaciones amorosas tóxicas. Vida nueva. Un proyecto empresarial en Grecia. Un receso actoral. Y una metamorfosis increíble para Lindsay Lohan.
Actriz, cantante, modelo y empresaria, Lindsay atravesó una década de descontrol, escándalos y exposición. Asidua a la cárcel, en 2007, por ejemplo, estrelló su Mercedes mientras conducía bajo los efectos del alcohol, por lo que tuvo que enfrentarse a la justicia por primera vez. La lección no le sirvió de nada ya que, dos meses después, fue arrestada de nuevo en Los Ángeles por conducir ebria, con el carnet vencido y con cocaína en el baúl.
"De chica Disney a reclusa", titulaban muchos medios. Algunos periódicos insinuaban que también era adicta al sexo y que muchas de sus noches desenfrenadas terminaban en orgías.Entonces, Lindsay redobló la apuesta y decidió posar desnuda, emulando a Marylin Monroe, para la revista NewYork.
Después, fue acusada de robo, tuvo otros problemas con la Justicia, se burló de ella y fue obligada a llevar una pulsera de seguridad que solía solía lucir con orgullo en las discotecas de la ciudad.
La adorable Lindsay en "Sopa de gemelas".
En 2010 las cosas empeoraron: estuvo un par de horas demorada por consumo de drogas y fue obligada a realizar servicios sociales. Uno de ellos: trabajar en la morgue donde se encontraba el cuerpo sin vida de Whitney Houston. Se la acusó de burlarse del cadáver. A esa altura, ya estaba desequilibrada.
Los intentos de la familia y los amigos por encauzar la vida de Lindsay no eran posibles. Volvió a conducir ebria, agredió a una mujer en un bar, robó un collar... Y atravesó más de 300 días en varios centros de rehabilitación.
Para colmo, a mediados de 2016, un violento video se viralizó por el mundo. Mostraba a Lohan agredida por su novio, el millonario ruso Egor Tarabasov.
Adiós a la tristeza. Se separó del violento millonario ruso. (AFP).
Más tarde, en otra grabación hecha por un vecino, podía escucharse cómo Lindsay acusaba a su novio de querer estrangularla. "Por favor. Casi me mata. Que todos lo sepan. Fuera de mi casa. Ya está. No te amo más. Trataste de matarme, sos un maldito enfermo", decía ella como pedido de auxilio desde el balcón de su casa en Londres.
Ahora Lindsay está "en paz". A los 31 años, encontró la armonía que necesitaba, lejos de los medios y de los Estados Unidos: se cansó de ser el centro de la escena mediática y decidió irse a vivir a Dubai primero y luego a Grecia. Asegura que allá pasa "desapercibida".
“Mi pasado tiene que permanecer en el pasado. La gente tiene que soltarlo y dejar de mencionarlo porque no está... se ha ido. Está muerto”, declaró en una entrevista con The New York Times.
Hace pocos meses, la pelirroja inauguró un club en la playa en una isla griega. "Hay una faceta comercial en mi vida ahora, pero no en los Estados Unidos", admitió.
"Ya no más fiestas", dice. Una frase increíble para una chica que era protagonista de las fiestas más escandalosas de Hollywood. "Soy ahora una persona agradable y normal. Una buena persona. No tengo malas intenciones".
Con más de seis millones de seguidores en Instagram, Lindsay aprovecha su figura de influencer para promocionar su club de playa.
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