La vida no es acerca de las cosas. Tienes que mantener la perspectiva correcta acerca de las posesiones, o serás poseído por ellas. Date cuenta de que nada de eso durará.
Jesús dice en Lucas 12:15, “¡Tengan cuidado con toda clase de avaricia! La vida no se mide por cuánto tienen”. (NTV).
Nunca juzgues tu valor por tu valor neto. Nunca pienses que tu valor está relacionado con tus objetos de valor. Date cuenta de que las cosas más grandes en la vida no son cosas. No trajiste nada a este mundo, y nada te llevarás de él. La vida no se trata de las adquisiciones o logros. La vida es sobre la relación y aprendizaje de cómo amar a Dios y a las otras personas.
La mejor forma de recordar que tu vida no es sobre las cosas es construir tu vida sobre prioridades eternas. Enfócate en lo que durará para siempre. Todas las posesiones son temporales, así que no centres tu vida en adquirirlas. Sólo dos cosas durarán para siempre: La Palabra de Dios y las personas.
Tienes una elección que hacer. El mundo te dice que tienes que tener más para ser más feliz, más exitoso, más importante, más valioso y más seguro. Tienes que decidir si escucharás a la publicidad o a Dios. ¿Escucharás a la cultura o a Cristo? ¿Escucharás al mundo o a la Palabra de Dios?
Uno te dejará insatisfecho para el resto de tu vida; el otro te hará verdaderamente feliz. Antes de moverte a una libertad financiera, debes preguntarte a ti mismo, “¿Cuál es el principal propósito en mi vida? ¿Tener más? ¿En que pienso, de que hablo, y en que pongo mi mayor esfuerzo? ¿Para qué estoy viviendo mi vida?
Había una millonaria famosa en el Condado de Orange quien se quitó la vida hace muchos años. En el funeral alguien dijo, “No lo entiendo. Tenía mucho porque vivir.” Yo pensé. “No. Ella tenía mucho en que vivir. Nada por lo cual vivir”.
¿Podrás tener mucho en que vivir, y no tener nada por lo cual vivir? ¿Tienes una relación con Dios? El mito del mundo es que puedes tenerlo todo. La realidad es que no se puede. Y lo más importante, no lo necesitas todo para ser feliz. Eres tan feliz como decides ser.
El secreto del contentamiento es encontrar tu seguridad y satisfacción no en lo que tienes si no a quien perteneces. Lo encuentras en Cristo.
Salmo 17:15 dice, “Yo, por mi parte, he de quedar satisfecho cuando me declares inocente. ¡Despertar y verme en tu presencia será mi mayor alegría!” (TLA).
Reflexiona sobre esto:
¿Qué cosas tangibles e intangibles has estado adquiriendo en vez de fortalecer tu caminar con Dios?
¿En qué formas has sacrificado tus relaciones por perseguir éxito o un estatus? ¿Qué necesitas hacer el día de hoy para empezar a reparar esas relaciones?
¿Estás de acuerdo con no “tenerlo todo”? ¿Por qué si o por qué no?
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