De acuerdo con la Sociedad Venezolana de Medicina Interna (SVMI), 6 millones 500 mil venezolanos presentan enfermedades cardiovasculares, lo que equivale a más del 30% de la población. Entre éstas, la hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca y la cardiopatía isquémica (infartos y anginas de pecho), son las más comunes.
El doctor José Antonio Parejo, jefe de Servicio y director de Postgrado de Medicina Interna del Hospital 'Dr. Domingo Luciani', informó que usualmente son los hombres y mujeres mayores de 30 años los principales afectados, aunque "últimamente se ha notado un incremento de la incidencia en edades más tempranas".
Las causas se ven asociadas a; factores hereditarios, tabaquismo, colesterol elevado, diabetes, sedentarismo y trastornos psicológicos, como depresión o ansiedad. "Si a esto se le añade la escasez de medicamentos y un diagnostico tardío, el riesgo de sufrir complicaciones puede aumentar" señaló.
Parejo comentó que "Todo esto se traduce en una mayor tasa de mortalidad, ausencia en el trabajo y mayores accidentes cardiovasculares, afectando principalmente a las personas laboralmente activas". Estos problemas están muy vinculados también a la mala alimentación, la falta de ejercicios y el estrés.
Por ello, y a propósito de celebrarse este 29 de septiembre el Día Mundial del Corazón, el especialista recomendó corregir estilos de vida poco saludables, como el sedentarismo, hábito tabáquico, consumo excesivo de licor y las dietas altamente calóricas.
Alternativas farmacológicas
Otra forma de prevenir las enfermedades cardiovasculares es mediante el empleo de ácido acetilsalicílico en dosis bajas, en forma diaria, cuyo principio activo inhibe la actividad plaquetaria y ejerce un potente efecto antiagregante y vasodilatador que reduce el riesgo de formación de trombos (coágulos de sangre) que puedan obstruir los vasos sanguíneos y dar lugar a un infarto de miocardio o accidente cerebro vascular.
Según lo han divulgado numerosas sociedades científicas a nivel mundial, esta terapia podría minimizar el peligro de tener una enfermedad coronaria en más de un 28% de los individuos que presentan al menos un factor de riesgo.
Está indicada para los siguientes usos: Reducción del riesgo de mortalidad en pacientes con sospecha de infarto miocárdico agudo y previo, prevención secundaria de accidente cerebrovascular, disminución del riesgo de eventos isquémicos transitorios (AIT) y accidente cerebrovascular en pacientes con AIT.
También en pacientes con angina de pecho estable e inestable, prevención de tromboembolismo después de la cirugía o intervención vascular, y riesgo de un primer infarto de miocardio en personas con factores de riesgo cardiovascular, por ejemplo, diabetes mellitus, hiperlipidemia, hipertensión arterial, obesidad, tabaquismo y edad avanzada.
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