viernes, 14 de diciembre de 2018

La pesadilla de informar sobre los asuntos de la mafia: 30 reporteros asesinados en tan sólo en dos años

Callar o arriesgar la vida. Esas son las dos únicas opciones que tienen los periodistas que investigan sobre la mafia. En los dos últimos años, más de 30 periodistas han sido asesinados por grupos mafiosos en todo el mundo. Así lo revela la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF), en su Informe “Los periodistas, la pesadilla de la mafia”, que recoge datos de todo el mundo y que pone al descubierto cómo la libertad de expresión hay que ganarla día a día a base de sangre.

 mafia



El Informe es brutal, porque RSF demuestra una vez más que la vida del periodista no vale nada en según qué escenarios. No se trata sólo del caso del periodista saudí del The Washington Post Jamal Khashoggi, asesinado y descuartizado en la sede diplomática árabe en Turquía, sino la de todos los periodistas que resultan incómodos desde regímenes dictatoriales a oligarquías mafiosas de todo tipo. El Informe es, por lo tanto, demoledor y demuestra que la libertad de prensa existe con demasiadas condiciones y a riesgo de la vida de muchos.
Los periodistas, la pesadilla de la mafia, que RSF publicará estos días, es su nuevo informe de investigación, en el que la organización pone de relieve cómo los grupos mafiosos persiguen sin tregua a los periodistas cuando sienten que estos se interesan demasiado por sus negocios.
En esa tesitura, las dos únicas opciones que le quedan a los periodistas que investigan sobre la mafia son callar o arriesgar la vida: muchos no quieren callar, y se la juegan. Por eso, entre 2017 y 2018 más de 30 periodistas han sido asesinados por grupos mafiosos, lo que convierte a la periodística en una actividad sumamente peligrosa.
Durante meses un equipo de la ONG Reporteros Sin Fronteras ha investigado y ha recabado testimonios de periodistas amenazados y de personas cercanas a ellos. Tras haber sufrido ataques de la mafia debido a sus investigaciones, algunos de estos reporteros tienen que vivir ahora bajo protección policial las 24 horas del día. Los periodistas cuentan de qué manera los miembros de la mafia intentaron quemar sus casas, agredieron a sus familias, hablan de sus colegas y familiares desaparecidos, asesinados como represalia por sus escritos. Todos coinciden en que la mafia, que aborrece la publicidad, no se detiene ante nada para hacer callar a los que considera demasiado curiosos.

Solos y desprotegidos frente a la mafia

“A menudo, los periodistas que investigan temas tan peligrosos como la mafia se encuentran solos y desprotegidos frente a las represalias”, según señala Christopher Deloire, secretario general de Reporteros Sin Fronteras. “Los Estados deben hacer todo lo posible para proporcionarles el apoyo y la protección que requieren. No deben hacer oídos sordos a sus solicitudes de protección, ni mucho menos caer en chantajes como lo hizo recientemente el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, con Roberto Saviano” [el ministro amenazó con quitarle la protección policial, pues le disgustaron algunas críticas del periodista].
Según el Informe de RSF, los poderosos grupos de la mafia no conocen fronteras. En México, Brasil y Colombia -países asolados por los cárteles de la droga-, al menos 10 periodistas han sido asesinados este año por la mafia. Una cifra que puede ser mucho más alta, pues en estos países reina la impunidad cuando los mafiosos y los políticos se unen para agredir a los periodistas.
En India, Camboya y algunos países de África, los grupos mafiosos se enriquecen saqueando los recursos naturales y violando todas las normas de protección del medio ambiente. Los periodistas que dan cuenta del tráfico de minerales, madera y petróleo se arriesgan a sufrir fuertes represalias. En marzo de 2018, Sandeep Sharma, un periodista indio conocido por sus investigaciones sobre la ‘mafia de la arena’, murió atropellado por un camión de basura. Un homicidio voluntario.

El peligro también se extiende por Europa

Europa no es una excepción en cuanto al asesinato de periodistas de investigación: Daphne Caruana Galizia murió en Malta en 2017 por la explosión de su coche; Jan Kuciak fue asesinado, junto con su pareja, en febrero de 2018, en Eslovaquia. Los dos periodistas investigaban oscuras operaciones financieras de la mafia italiana en las que estaban implicados empresarios y políticos. En Italia, una decena de periodistas, como Roberto Saviano y Paolo Borrometti, viven bajo protección policial permanente. Este año, Borrometti pudo escapar casi milagrosamente a un intento de asesinato en Sicilia. En 2017, más de 200 periodistas recibieron protección en Italia.
¿Qué puede hacerse ante el alcance de los poderes de la mafia, que a menudo cuenta con la complicidad o, al menos, la pasividad de las autoridades? ¿Cómo pueden los periodistas seguir trabajando sin arriesgar su vida y la de su familia, sabiendo que la mafia no retrocede ante nada? En 2006, en Japón, los yakuzas secuestraron y asesinaron al hijo del conocido periodista Mizoguchi Atsushi en represalia por sus investigaciones. Desde entonces, la autocensura es la regla.
Ante tal violencia, algunos periodistas han decidido renunciar. En México, el director de Norte de Ciudad Juárez tomó la decisión de cerrar el diario tras el asesinato de la periodista Miroslava Breach. Otros reporteros, como Pavla Holcova -colega de Jan Kuciak-, siguen empleando su pluma como un arma, convencidos de que continuar realizando sus investigaciones y revelar al mundo las actividades ilegales de los grupos criminales es la mejor manera de protegerse.
Sin embargo, lo anterior no supone reducir los riesgos y organizarse. Cada vez más periodistas optan por poner en común su trabajo y emprenden investigaciones realizadas de forma colaborativa en grandes consorcios internacionales. Una respuesta colectiva frente a los tentáculos de la mafia.

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