viernes, 26 de abril de 2019

Las Relaciones Saludables necesitan menos de “Mi” y más de “Ti”

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“No crean ustedes que pueden engañar a Dios. Cada uno cosechará lo que haya sembrado. Si seguimos nuestros malos deseos, moriremos para siempre; pero si obedecemos al Espíritu, tendremos vida eterna” (Gálatas 6:7-8 TLA).
El egoísmo destruye las relaciones. Es la causa número uno de conflictos, discusiones, divorcios e incluso guerras.
Santiago 4:1 dice: “¿De dónde vienen todos los conflictos y peleas que hay entre ustedes? Vienen de ustedes mismos, de sus deseos egoístas que siempre están librando una guerra en su interior.” (NTV). Cada problema comienza debido a nuestro egocentrismo.
Es muy fácil para el egoísmo deslizarse dentro de las relaciones. Cuando comienzas una relación, trabajas muy duro para ser no ser egoísta. Pero a medida que pasa el tiempo, el egoísmo comienza a aparecer. Tendemos a poner más energía en iniciar y construir relaciones que en mantenerlas.
Si el egoísmo destruye las relaciones, entonces la falta de egoísmo —o un sano desinterés— es lo que las hace crecer. ¿Qué significa ese tipo de desinterés? Significa menos de “mi” y más de “tu”. Significa pensar más en los demás de lo que piensas en ti mismo, y poner las necesidades de las otras personas antes que las tuyas (Filipenses 2:4).
Ese desinterés saca lo mejor de los demás. Construye confianza en las relaciones. De hecho, si comienzas a actuar desinteresadamente en una relación, esto obliga a la otra persona a cambiar, porque ya no eres el mismo, y tienen que relacionarse contigo de manera diferente. En realidad, lo he visto muchas veces: algunas de las personas más desagradables, de las que nadie quiere estar cerca, se transforman cuando alguien es amable y desinteresado hacia ellas, cuando reciben lo que necesitan, no lo que merecen.
La Biblia dice en Gálatas 6:7-8, “No crean ustedes que pueden engañar a Dios. Cada uno cosechará lo que haya sembrado. Si seguimos nuestros malos deseos, moriremos para siempre; pero si obedecemos al Espíritu, tendremos vida eterna.” (TLA).
Este es el principio bíblico de sembrar y cosechar. Lo que siembres, vas a cosechar. Dios recompensa con la vida eterna el desinterés y la falta de egoísmo. Él ha conectado el universo para que cuanto más desinteresado seas, más él te bendiga. ¿Por qué? Porque quiere que te vuelvas como él, y Dios no es egoísta. Todo lo que tienes en la vida es un regalo de Dios, porque él fue egoísta contigo.
Te sientes más satisfecho en esta vida cuando te das a ti mismo. Jesús dijo: “Si tratas de aferrarte a la vida, la perderás; pero si entregas tu vida por mi causa y por causa de la Buena Noticia, la salvarás.”(Marcos 8:35 NTV).
Reflexiona sobre esto:
  • ¿Cuál es una de las cosas que más te cuesta dar a otra persona?
  • ¿Cómo podrías dar esa cosa esta misma semana?
  • ¿En qué formas crees que Dios te bendice cuando no eres egoísta?

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